Jokin Altuna: “Sabíamos a lo que veníamos”. Doble flashback para el campeón del Manomanista y Ander Imaz. Malas experiencias en el frontón Navarra Arena de Iruñea. Se acumulan en el retrovisor. En ambas, Jon Mariezkurrena como un espectro malévolo y terrorífico. Sábana blanca, cadena y bola de plomo. Dentellada y susto. El Leviatán de las pesadillas de gloria. La gran ballena blanca del Capitán Ahab.
Y es que la presente edición del Master CaixaBank ha sido la cuarta en la que los guipuzcoanos han compartido gerriko (2020, 2022, 2023 y 2025) y en las cuatro, dechado competitivo, han alcanzado la final. En las tres últimas, entretanto, se han acabado cruzando por el camino del pegador de Berriozar en el mismo escenario. En las tres, han sufrido de lo lindo, peleando a contrapelo, saboreando la amarga hiel de la derrota. Remar para ahogarse en la orilla, como este domingo. La misma piedra. Tres veces. Y del tamaño de un menhir.
Territorio Mariezkurrena II
“Sabíamos a lo que veníamos”, reitera Altuna III, porque Jokin e Imaz conocían de antemano que la mezcla explosiva de dos poderosos manistas como Javier Zabala –ha sufrido vaivenes durante el torneo, pero posee una dinamita indudable y a veces ingobernable– y el primer espada de la zaga de Baiko Pilota, incontestable su diestra de factoría, afilada arma de destrucción masiva, suponía vivir en el filo el bisturí, recuperando la teoría de las piedras contra las balas o el pasaje bíblico de David y Goliath. Más todavía en un escenario como el Navarra Arena, territorio para pegadores, territorio Mariezkurrena, desatado en la primera mitad con un material favorable. Fue faro el navarro y marcó el destino de Zabala, que no fue plácido porque en la ecuación los guipuzcoanos se empeñaron en no tirar la toalla, cabezones, trabajadores. La rendición no es negociable. Ander dio un paso adelante y cambió el decorado. Dieron la cara.
Altuna III llevó estudiado de casa el guion: debatir a la corta, tratar de llevar la iniciativa ante Zabala y explorar sus dudas en momentos de mecha ligera. La cosa salió a la perfección en el descorche. Mariezkurrena II exigió electroshock para llevar el partido a su terreno. El pegador de Baiko Pilota asomó con dos rebotes que anularon el comienzo colorado. En el 3-2, la diestra del guardaespaldas puso la pelota a botar en el siete e Imaz tuvo que responder de botivolea con la espalda en el rebote, situada en el diez y medio. Más de cuatro cuadros de vuelo. Ander negó con la cabeza. La final del Master CaixaBank pasaba por ahí.
Las distancias
La hipertrofiada versión azul rompió el encuentro, sacando de la ecuación a Altuna III, un peligro cerca del frontis. Zabala, de hecho, en vez de afilar el remate, se puso el mono de trabajo para favorecer la tarea. El riojano terminó como el pelotari más currante del partido. El resultado: un rodillo. Estuvieron 5-11, 6-12 y 7-15.
Fue entonces cuando el panorama cambió. La distancia relajó el músculo azul. Mariezkurrena II engordó el capítulo de errores para dar carrete a Altuna III. Mal asunto, pues el amezketarra no es de los que pierde oportunidades. Imaz dio un paso hacia adelante y se rompió las manos de aire para frenar el ritmo de su homólogo en los cuadros largos. Los guipuzcoanos enderezaron el ritmo. Bache. Que vienen, que vienen. Trabajo a raudales en un escenario complicado para el enredo cerca del frontis.
Sin rendición
Altuna III e Imaz apretaron hasta el 15-18. Un voleón de Zabala puso paz azul. Mariezkurrena II siguió con un derechazo atrás. Una contradejada al txoko de Javier y un pelotazo arrimado de Jon finiquitaron la txapela. Suspiro de alivio. Cetro para la pólvora. El tercero para el zaguero. Los tres ante Altuna III-Imaz.