El estadio del Espanyol hace mucho tiempo que dejó de ser un campo amable para el Athletic. Insultos racistas al margen, que este domingo apuntaron a Maroan Sannadi y cinco años atrás y en el mismo escenario a Iñaki Williams, denunciante de nuevo y pitado por haber señalado a los culpables, como si hubiera hecho algo malo, partidos como el disputado en el mediodía de este domingo explican por qué en lo que va de siglo los rojiblancos únicamente han ganado allí en una ocasión en liga. Fue hace dos temporadas, con tantos de los hermanos Williams; el anterior triunfo se remontaba a enero de 1998. Desde entonces, cada cita en Monjtuic o Cornellà-El Prat se había convertido en una especie de visita al dentista. Y lo de este domingo no iba a ser muy distinto.
Al menos, los rojiblancos rescataron un punto en un encuentro que se puso cuesta arriba tras el error de bulto de Unai Simón, que tardó un mundo en ejecutar una sencilla acción de control y golpeo que acabó con la pillería de Roberto, quien rebañó el balón antes de que el guardameta lo despejara para que el Espanyol se adelantara en el marcador. Un fallo impropio de la categoría del de Murgia en una campaña en la que los dos porteros del Athletic están dejando, por momentos, más sombras que luces, lo que se ha traducido en algún punto menos en el casillero rojiblanco. Después de que Julen Agirrezabala y el propio Simón brillaran con luz propia el curso pasado, esta temporada las cosas pintan distintas. Ambos están a tiempo de desquitarse, claro está, pues queda mucha temporada. Que se lo pregunten a Oihan Sancet, protagonista este domingo de nuevo al sumar su décimo tercer gol, uno docena en liga, con el que rescató un punto.
Un empate que deja un regusto amargo. El Athletic venía de gustarse ante el Girona en San Mamés con su mejor partido en muchas semanas, se intuyó que con otra semana limpia para trabajar el equipo estará en condiciones de repetir ante el Espanyol sus buenas prestaciones de ocho días atrás, pero el partido fue totalmente distinto. La alegría en el juego brilló por su ausencia, hubo una lucha de imprecisiones y poca claridad en ataque por ambos contendientes, que terminaron repartiéndose los puntos en lo que nadie entendió como un resultado injusto.
Aunque sí, en clave Athletic el punto sumado ante el conjunto catalán sabe a poco. Queda la sensación de haber perdido una bonita oportunidad de haber dado un golpe sobre la mesa. Y no porque puntuar allí donde solo ha ganado en liga en una de sus últimas 25 visitas pueda considerarse como algo negativo, más bien por cómo se había puesto de apretada la clasificación.
Los leones se amanecieron en Barcelona sabiendo que una victoria les dejaba a solo cuatro puntos del líder, el Real Madrid, pero les faltó claridad en ataque como para haber puesto en mayores apuros a Joan García, un portero que tiene muchos clubes siguiéndole la pista, pero que no se tuvo que lucir para frenar al Athletic. Una pena que los bilbainos no pudieran aprovechar los empates de Madrid y Atlético para acortar distancias en esa quimera que es la lucha por la liga, pero que tantas ilusiones ha generado. Al menos, eso sí, mantienen a raya al Villarreal, que tampoco pasó del empate, en su caso ante el Valencia, y sigue a cuatro puntos del Athletic. A día de hoy, eso sí, el submarino amarillo también disputaría la Champions por aquello de que LaLiga es segunda en el ranking UEFA.
Como quiera que a la vida hay que intentar encontrarle siempre su lado más amable, quédense con que el conjunto rojiblanco sigue muy sólido en liga y que ante el Espanyol enlazó su décimo quinto partido de liga sin perder. Casi nada.