Si el objetivo primigenio de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) es que la ciudad sea más sostenible y saludable, tiene sentido que hayan analizado la incidencia que la medida tendrá en las zonas limítrofes. Con ese fin, se ha bajado la lupa a estudiar el comportamiento del tráfico en las calles Botica Vieja, Campo Volantín, Arenal, Autonomía y Sabino Arana. “Ya que, según decíamos en esos estudios previos en esas zonas, al ser colindantes, podía haber un aumento de tráfico”, justificaba ayer Nora Abete, concejal de Movilidad y Sostenibilidad.
En dicho análisis ha llevado a cabo el Ayuntamiento de Bilbao, en las zonas colindantes se observan ligeras oscilaciones a la baja, en Sabino Arana y en el Campo Volantín, mientras que está al alza en Autonomía. “Y un aumento mayor en El Arenal, que se traduce en la entrada de 92 vehículos más al día”, aseveró. “Estos datos nos permiten concluir que, por el momento, la ZBE no está generando efectos frontera y no está desplazando de forma importante el tráfico a las zonas perimetrales”, señaló.
NÚMERO PROMEDIO DE VEHÍCULOS
Asimismo, para valorar la afección del tráfico en los diferentes distritos de la ciudad, al igual que para analizar el tráfico del perímetro exterior de la ZBE, se ha tomado como referencia la IMD (Intensidad Media Diaria) media anual –una métrica clave en transporte que indica el número promedio de vehículos que circulan por un tramo de carretera cada día– en diferentes puntos de control del tráfico ubicados de todos los distritos. El informe concluye que los resultados indican una ligera disminución del tráfico en prácticamente todos los distritos de la ciudad.
La excepción es el distrito de Ibaiondo, en el que se ha producido un aumento del tráfico en torno al 10% desde la implantación de la Zona de Bajas Emisiones. “Aunque no se ha producido congestión del tráfico en el distrito ni se observan resultados negativos en la calidad del aire, habrá que ir evaluando los datos en los próximos años para confirmar si se mantienen y se hace necesario tomar medidas adicionales”, se indica en el informe municipal. De hecho, cabe recordar que el texto de la ordenanza que regula la ZBE contempla la posibilidad de que esta delimitación pueda ampliarse a otros barrios que también soportan una gran carga de tráfico.
REDUCIR EMISIONES
El objetivo de la medida es, con el mínimo impacto posible, alcanzar los objetivos ambientales a 2030 en cumplimiento de las directrices de la Unión Europea. Estas directrices exigen a todas las ciudades con más de 50.000 habitantes que adopten medidas para reducir las emisiones derivadas de la movilidad, incluyendo la implantación de áreas específicas en la ciudad en las cuales se busca disminuir el tráfico rodado más contaminante. “Este proceso combina medidas restrictivas y compensatorias y tiene como objetivo final que todos nos podamos beneficiar de una ciudad más saludable y más sostenible”, recordó la concejala.
Nora Abete defendió que la ZBE tiene un modelo propio, progresivo y justo. En esa línea, defendió que “no se trata solo de cumplir con la normativa europea, sino que estamos mejorando la salud de nuestra ciudad, estamos frenando el cambio climático y vamos avanzando hacia una movilidad más limpia y eficiente. Vamos por el buen camino, así nos lo demuestran los datos”. Para llevar a cabo estas declaraciones se ha amparado en el “importante” aumento del uso del transporte público. “Hay personas que antes apostaban por el coche y ahora están haciendo un cambio modal”, señaló antes de declarar que en 2025 Bilbobus está batiendo récord de personas usuarias, superando la cifra de 100.000 viajes diarios en muchas jornadas y este año que ya acaba puede convertirse en el año con mayor número de personas usuarias desde 1996, alcanzando los 29 millones de viajes.