En la madrugada del pasado domingo finalizó la Cumbre del Clima, la COP27, en la ciudad egipcia de Sharm el Sheij, un día después de lo previsto, como ha sucedido en las últimas cumbres, en un contexto de una crisis energética, con una guerra en Europa, y ante un panorama ciertamente crítico con el agravamiento de la crisis climática y su repercusión en las vidas del conjunto del Planeta