VENZO la tentación facilona de titular esas letras “Querido Pablo”, y opto por el “Hasta Siempre” de Carlos Puebla para decir adiós a quien durante tanto tiempo fue el comandante musical de mi vida. Es verdad que eso fue hace mucho y que soy incapaz de recordar la última vez que escuché voluntariamente una de sus canciones, del mismo modo que confieso que apenas si sabría citar los discos más recientes. Pero sí guardo memoria de otra ocasión reciente en que Pablo Milanés uso su garganta para cantar no sé si las cuarenta o las verdades del barquero sobre el régimen de los Castro, Fidel y Raúl, y de su delfín, Miguel Díaz-Canel. Ante el apaleamiento de los manifestantes que pedían libertad en la isla en el verano de 2021, dejó escrito lo siguiente en su cuenta de Facebook: “Es irresponsable y absurdo culpar y reprimir a un pueblo que se ha sacrificado y lo ha dado todo durante décadas para sostener un régimen que al final lo que hace es encarcelarlo”. Por si quedaba alguna duda, añadió que creía en los jóvenes como motor del cambio y calificaba como “fracasado” el gobierno.

Aunque no fue la primera vez que se pronunciaba en ese sentido, muchos castos y puros corrieron a colgarle el baldón de enemigo del pueblo y no faltó algún exaltado que juró que tiraría a la basura todos sus discos. Pues menudo estropicio, porque esos más de cincuenta volúmenes contienen algunas de las más bellas canciones que se han compuesto. De hecho, lo difícil es escoger una entre tantos himnos que han puesto la banda sonora al periplo vital varias generaciones. Que la tierra le sea leve. Hasta siempre, Pablo Milanés.