El Athletic tiene grabado en su ADN el sambenito de resucitamuertos. Hay ejemplos a patadas de sus patinazos ante equipos que se enfrentan a los rojiblancos en pésimos momentos y que por unos motivos u otros acaban logrando una victoria con la que ni el más optimista había soñado. Y San Mamés ha sido, y muy posiblemente lo seguirá también en el futuro, testigo de varios de esos petardazos. Como quiera que se suceden con cierta periodicidad en el tiempo, en la previa del encuentro ante el Valladolid hubo quien imaginó algo así, pues los vallisoletanos venían de encajar varias goleadas en las últimas jornadas y se presentaron en Bilbao con nuevo entrenador. Pero el Athletic, y también el Valladolid, dicho sea de paso, se empeñaron en que no fuera así. ¿Quién hizo más fuerza? Lo cierto es que ambos pusieron mucho de su parte para que el equipo bilbaino firmara su mayor goleada en San Mamés en 30 años (7-1), desde aquel 7-0 al Sporting de Gijón con póquer goleador de Julen Guerrero.

Lo del mediodía de este domingo en La Catedral fue un paseo para el Athletic, que pudo haberse servido algún marianito y pedir unas rabas sin que hubiera tenido una gran afección en el marcador. El Valladolid pareció uno de esos muchos camareros que en mañanas soleadas de domingo como la de este domingo no dan a basto en atender a los clientes. Los leones trabajaron como una manada perfectamente organizada, olieron sangre y no dudaron en hincar el diente a su víctima, que se acerca inexorablemente a Segunda. Para colmo, su rival se quedó en inferioridad numérica antes de la hora de juego.

Ernesto Valverde quiso meter en la rotación a varios futbolistas de cara a lo que se le viene por delante al equipo, con la vista puesta en la eliminatoria de octavos de final de Copa frente a la Roma. Introdujo cuatro cambios con respecto a la cita ante el Espanyol: Óscar de Marcos, Aitor Paredes, Mikel Vesga y Nico Williams, todos ellos respondieron, con mención especial para el menor de los Williams, que recuperó la sonrisa y su mejor versión tras una campaña llena de altibajos y algunas lesiones inoportunas.

El extremo participó directamente en tres goles: asistió a Mikel Jauregizar para que este abriera el marcador, anotó el segundo en la jugada que siguió el tanto anulado al Valladolid, en la que condujo con maestría y definió con un toque sutil, y firmó otro gol tras un gran recorte y una mejor definición.

Nico fue, junto a Jauregizar, el más destacado en el cómodo triunfo del Athletic frente al Valladolid. Una victoria que mantiene al equipo con sus aspiraciones intactas en liga, donde sigue en la cuarta posición a solo seis puntos del líder, el Barcelona, y con la que mantiene las distancias con el Villarreal, que le persigue a cuatro puntos de distancia, si bien la quinta plaza de LaLiga tiene a día de hoy serias papeletas de repartir también un billete para la Champions.

El triunfo, de paso, sirvió para que los rojiblancos aumentaran su excelente racha liguera, donde suman ya 16 jornadas sin perder, lo que supone la segunda mejor marca de su historia y ya solo tienen por delante el registro de la temporada 1929-30, cuando los leones ganaron la liga sin derrotas en los 18 partidos disputados.

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Denominador común

Además, la goleada supone la más abultada de los bilbainos en San Mamés en más de tres décadas, la anteriormente citada frente al Sporting en 1994. Diez años después llegaría el 1-7 ante el Standard de Lieja y más recientemente, en 2014, el 6-1 contra el Almería. En todas ellas, también en la de ayer, hay un mismo denominador común: Ernesto Valverde. Jugó ante el equipo asturiano, dirigió los otros dos partidos y ayer siguió la goleada desde la banda.