Hay muy pocos entrenadores que han sido manteados en San Mamés. Pero José Mourinho es uno de ellos. Fue en la temporada 2011/12, esa agridulce campaña en la que el Athletic llegó a las finales de Copa y Europa League, cuando el Real Madrid se adjudicó LaLiga con tres jornadas de antelación… y en La Catedral. Al club blanco le costó horrores terminar con la hegemonía del Barça de Leo Messi y Pep Guardiola y, para ello, Florentino Pérez no solo se gastó una fortuna en futbolistas como Cristiano Ronaldo, Kaká, Benzema y Xabi Alonso; sino que también se rascó el bolsillo para sentar en su banquillo a la antítesis de Guardiola: Mourinho.
Así que a principios de mayo de 2012, el Real Madrid llegó a San Mamés a una victoria del título; por lo que se llevó el partido por la vía rápida. En el minuto 20 ya ganaba 0-2 con goles de Higuaín y Özil y, aunque Iraizoz le detuvo un penalti a Cristiano, este ya había puesto el 0-3 definitivo justo después del descanso. Fue un encuentro de claro dominio blanco, pero en el que Óscar de Marcos destacó en el cuadro local. El lateral, que por aquel entonces con Marcelo Bielsa ejercía en el centro del campo, es el único futbolista de aquel partido que continúa en la primera plantilla rojiblanca puesto que, aunque esa temporada también figuraban Iñigo Ruiz de Galarreta y Ander Herrera, el primero no salió del banquillo y el segundo no fue convocado.
La excelente relación con Herrera
De hecho, con Herrera coincidió Mourinho años después en el Manchester United, en la 2016/17 en la que ganaron la Copa de la Liga y la Community Shield; pero desafortunadamente el duelo de la Europa League de mañana no volverá a juntarles puesto que el centrocampista bilbaino es la única baja del Athletic para Estambul por una lesión en el bíceps femoral. Con todo, Herrera siempre ha hablado maravillas del luso: “Tengo con él una relación fantástica. Me fue muy bien con él y súper agradecido porque consiguió sacar de mí un rol en el campo que yo no había hecho nunca, que era el de mediocentro de contención”, dijo en una pasada entrevista concedida a DAZN.
Pero volviendo a ese partido de 2012, tras el pitido final, el Real Madrid ganó LaLiga en San Mamés y Mourinho fue manteado sobre el césped. Con todo, no fue la única vez que el técnico portugués se impuso en La Catedral. De hecho, en sus tres años como entrenador blanco, se midió al Athletic en seis ocasiones. Y en todas ganó. Pero además con total autoridad. Con alevosía y nocturnidad. Con 23 goles a favor y tan solo tres en contra. Antes de eso, Mourinho nunca se había enfrentado a los leones: ni con el Benfica, ni el Oporto, ni el Chelsea, ni el Inter. Y después de su paso por Madrid, tampoco: ni con el Manchester United, ni el Tottenham, ni la Roma. Así que esta será la primera vez que el Athletic se mida al italiano sin que este sea entrenador blanco.
En entredicho en Turquía
Porque ahora Mourinho es entrenador del Fenerbahce, club al que llegó como la estrella del rock que es; pero en el que se ha ido desinflando con el paso de las jornadas. Es más, los rumores indican que el futuro del portugués en el club depende del papel que realice su equipo ante los leones. Porque el Fenerbahce llega el encuentro de la Europa League mermado en lo moral y en lo físico tras sufrir una dolorosa derrota liguera en casa del Besiktas (1-0). Tropiezo que permite al líder de la Superliga turca, el Galatasaray, alejarse en la clasificación a seis puntos. Además, los de Mourinho también están ya fuera de la Copa de Turquía este temporada. Así que una nueva derrota, esta vez ante el Athletic, podría suponer el adiós del luso.