Al Athletic le está costando compaginar sus compromisos europeos con sus obligaciones ligueras, la competición que, como insisten en repetir los protagonistas, esto es, jugadores y entrenador, lo que da de comer. El problema no reside tanto en los resultados, pues desde que arrancó su andadura continental visitando a la Roma únicamente ha perdido un partido, frente al Girona en una cita en la que falló tres penaltis y cayó derrotado con una pena máxima en el tiempo de descuento, pero sí por las sensaciones. La falta de frescura es evidente y, aunque sea un equipo al que a sus rivales les cuesta hincarle el diente, le cuesta cambiar el chip entre una competición y otra.
Se comprobó ayer una vez más en Valladolid, donde el Athletic estuvo atrancado, sin muchas ideas más allá de llevar el balón a la banda y confiar en la inspiración de los Nicos, Williams y Serrano, titular ayer por primera vez esta temporada tras su gran actuación ante el Ludogorets. Sin la finura para desbordar de otras ocasiones, con un Valladolid con un buen puñado de jugadores cubriendo su área, pues actuó con tres centrales, encontrar espacios por los que generar peligro fue una misión casi imposible. Para colmo, en el único despiste defensivo el Valladolid se adelantó en el marcador y solo una genialidad de Gorka Guruzeta en el descuento evitó que el conjunto rojiblanco se volviera de vacío de Pucela.
Curiosamente, fue en Girona donde mejor pareció compaginar el equipo sus andaduras en continentales y ligueras, pues a ratos ofreció un gran rendimiento, pero acabó cayendo derrotado de una manera cruel. En el José Zorrilla la imagen ofrecida por el Athletic fue bien distinta. Mandó en el juego, sí, pero con una sensación muy pobre de peligro. Hasta el punto de que el único remate a puerta del partido llegó en el minuto 94, cuando Guruzeta, con un remate complicado, superó al portero local para poner el empate en el marcador.
¿La duplicidad de competiciones como explicación a la pesadez en el juego? Ernesto Valverde no quiso poner excusas en sala de prensa. “No me gusta hablar de ello. Parece que nos ponemos la venda antes de tener la herida. Venimos de una semana complicada, con dos viajes muy seguidos, pero hemos cambiado jugadores –hizo seis sustituciones con respecto al partido ante el Ludogorets– y hemos intentado llevar el peso del partido. Nos ha resultado complicado, ellos se cerraban muy atrás. Queremos disputar la liga y competir en Europa. No puedo decir que el resultado no sea justo”.
Juego al margen, lo cierto es que el Athletic rescató un punto que le lleva al tercer parón de la temporada con una mejor sensación que como lo hizo a los dos anteriores. Al primero llegó tras un error en el tiempo de descuento frente al Atlético de Madrid, que se hizo con el triunfo en San Mamés; al segundo, con ese penalti materializado por Cristhian Stuani, que dejó los tres puntos en Montilivi.
Mejorado el rendimiento, aunque sea ligeramente, de los partidos previos a los parones competitivos en una semana en la que el Athletic perderá a tres jugadores: Nico Williams, Dani Vivian y Aitor Paredes, por tener que jugar con la selección española, lo que se traducirá en menos descanso para los tres internacionales, el conjunto rojiblanco debe ponerse deberes para cuando retome la competición: mejorar tanto en el juego como en los resultados tras jugar en Europa. Además de su empate de ayer frente al Valladolid, fue incapaz de ganar al Sevilla (1-1), cayó derrotado contra el Girona y no pasó del empate ante el Mallorca. Consumido el primer tercio de la liga, el Athletic suma 20 de 39 puntos. No es mala media.
La cifra
20
El Athletic llega al tercer parón de la temporada con 20 puntos sumados en trece jornadas y ocupando la sexta plaza, a cuatro puntos del Villarreal, que es cuarto y quien marca los puestos de Champions. El curso pasado a estas mismas alturas, consumido el primer tercio de la competición, tenía 24 puntos.
