Más de un año y medio después de que el Ayuntamiento de Bilbao diera luz verde a la rehabilitación de las tiendas de la catedral de Santiago, el proyecto sigue sin despegar. No del todo, al menos. En septiembre del año pasado se inició el derribo de los pequeños locales incrustados a la ábside de la iglesia gótica más monumental de Bizkaia y la idea, en principio, era volver a levantar estos comercios, integrándolos con más coherencia dentro del conjunto comercial del Casco Viejo. No obstante, los promotores de la iniciativa han paralizado el proyecto por causas económicas. Mientras tanto, la zona languidece antes la vista de numerosos transeúntes que circulan cada día por este céntrico punto de la ciudad. Por ese motivo, el Consistorio de Bilbao ha instado a los impulsores a adecentar la zona.
“Tenían un cierre provisional hasta que pusieran las tiendas, pero lo tienen parado desde hace meses”, indica Jon Bilbao, concejal de Regeneración Urbana y presidente de Surbisa, sociedad municipal para incentivar la rehabilitación urbanística de Bilbao, quien expone que les han solicitado que pongan en condiciones el cercado. “Consistiría en un vallado fijo, más alto y opaco, que no se pueda ver lo que hay dentro y que no se pueda meter nadie”, expone sobre el espacio en el que en los últimos meses se ha podido ver a personas pernoctando. En ese sentido, matiza que ninguna administración –ni el Ayuntamiento, ni la Diputación Foral de Bizkaia ni la Diócesis de Bilbao– ha puesto pegas a que el proyecto vaya adelante. “De momento está en su tejado”, puntualiza el edil, quien indica que no estaba previsto que recibieran ninguna subvención municipal, aunque desconoce si contaban con la ayuda de otras administraciones.
VARIOS ESCOLLOS
A lo largo de los últimos años el proyecto ha tenido que superar varios escollos. Los cinco locales que componían el conjunto comercial llevan más de un lustro cerradas a cal y canto, y la iniciativa para dar una nueva vida a los comercios estuvo paralizada un par de años debido a la discrepancia de opiniones de los propietarios. Ahora se deben enfrentar a un nuevo obstáculo. “Parece que les han subido el presupuesto y no se ponen de acuerdo”, señala Bilbao sobre el proyecto que está capitaneado por los responsables de Helados Capra, empresa familiar que cuenta con más de 20 puntos de venta de Bizkaia y Cantabria, y cuenta con otros dos socios. La falta de protección de los locales ha permitido que pudieran ser derribados, coyuntura que se ha aprovechó para adecentar la fachada trasera del templo, que lucía ennegrecida por el paso del tiempo.
PROYECTO DE EDIFICACIÓN
Posteriormente, el objetivo era que las tiendas volvieran a erigirse en base al nuevo proyecto de edificación en el que se plantea reducir el número de locales de cinco a tres. Con ello, se lograría que los pequeños comercios, que originariamente sumaban entre cuatro y siete metros cuadrados, pudieran ser un poco más grandes y, además, pudieran construir unos baños para el uso de los propios comerciantes. Fuentes conocedoras del proyecto revelaban, además, que los locales, que se pondrían en alquiler tras su reforma, se conectarían entre sí a través de una galería.
Con la limpieza de la fachada ya completada, los desacuerdos en torno al proyecto vuelven a surgir, lo que pone sobre la mesa varios escenarios. Una posibilidad consistiría en que se pusieran de acuerdo. Y en el caso de que no fuera así, uno de ellos podría adquirir la parte proporcional de los otros dos socios. Otra opción sería que buscaran a otros promotores interesados en impulsar la iniciativa. Y la última de las opciones pasaría por que el suelo se pusieran en venta y que el Ayuntamiento tratara de adquirirlo para dejarlo libre. Aunque el concejal ve poco probable que esto ocurriera, señala que implicaría acometer otra actuación en la limpieza de la fachada. “Se ha ejecutado teniendo en cuenta que ahí iba a haber unas tiendas. Patrimonio exigiría que se arreglara conforme al resto de la iglesia”, matiza.
