La imagen de Iñaki Williams reprochando, junto a Óscar de Marcos, la actitud de algunos miembros de Herri Norte Taldea desplazados a Roma a la conclusión del partido disputado por el Athletic en el Estadio Olímpico de la capital italiana en el reencuentro con la Europa League dio la vuelta al mundo. No resulta habitual que los jugadores de un equipo reprochen a sus aficionados determinados comportamientos –sin ir más lejos, la plantilla del Atlético de Madrid acabó el derbi madrileño aplaudiendo al Frente Atlético después de que estos se dedicaran a insultar y a tirar mecheros a Thibaut Courtois– y eso habla del peso que ha adquirido Iñaki dentro del vestuario, del que es su segundo capitán. El mayor de los Williams es un jugador capital para el equipo y así lo demuestra también Ernesto Valverde, que le ha hecho jugar en los once encuentros disputados hasta la fecha, circunstancia de la que solo pueden presumir Gorka Guruzeta y Unai Gómez. Ayer disputó 28 minutos en el empate sin goles de la selección de Ghana ante Sudán en partido clasificatorio para la Copa de África.
Hace muchos meses que Iñaki se quitó el peso de la historia situando en 251 los partidos que jugó de manera consecutiva, ampliando en 49 el registro anterior, que pertenecía a Juan Antonio Larrañaga. Él mismo asumió que esa presión pudo jugarle una mala pasada, toda vez que le hizo participar en algunos encuentros sin estar al 100%. Incluso llegó a jugar durante unos dos años con un cristal de dos centímetros dentro de la planta del pie. La insistencia de algunos técnicos por alinearle en punta tampoco le ayudó. Ahora, aunque este curso Valverde le ha ubicado en la posición de delantero centro en un par de ocasiones, nadie duda de que su lugar está en la banda, donde ha demostrado ser un futbolista diferencial.
Sin la presión de tener que seguir sumando partidos, pero con una disponibilidad prácticamente total, el técnico ha depositado su confianza en el atacante, que solo ha dejado de jugar 87 del total de los 990 minutos completados por el Athletic, y que únicamente ha salido desde el banquillo en una ocasión, en Leganés. En los diez encuentros restantes su nombre ha figurado en las alineaciones.
Precisamente fue ante el conjunto pepinero contra el que estrenó su contador de goles. Iñaki Williams salió en el minuto 56 al campo en sustitución de Álvaro Djaló y en el 75 anotó el tanto que dejó sentenciado el choque tras recibir una genial asistencia de Andoni Gorosabel y definir al primer toque con calidad.
Solo tres días antes, en el partido ante la Unión Deportiva Las Palmas el mayor de los Williams logró una marca histórica al repartir tres asistencias en un solo encuentro. En la primera conectó con Oihan Sancet, su hermano Nico se benefició del segundo pase de gol y cerró su hat-trick de asistencias con una excelente dejada a Aitor Paredes. El atacante igualó el registro de Ernesto Valverde en 1993, cuando repartió otras tantas asistencias en un partido fuera de casa frente al Albacete. Entonces, los leones se impusieron por 4-5.
Su segundo gol del curso lo anotó frente al AZ Alkmaar en el reencuentro de San Mamés con la Europa League. Su hermano Nico le devolvió la asistencia de Gran Canaria con un sensacional pase al corazón del área, donde Iñaki asomó aprovechando su velocidad para volver a marcar en competición europea. Curiosamente, el último tanto rojiblanco en La Catedral en un torneo continental lo marcó también Iñaki Williams, aunque entonces la felicidad no pudo ser plena, ya que el Athletic cayó eliminado frente al Olympique de Marsella.