Ya está aquí. Llega el partido, en singular, ese que se sueña vivir cada temporada por su trascendencia incomparable; que desborda emociones al reservar un premio mayúsculo, el máximo, una final copera. Y llega con los condicionantes del lado del Athletic: cualquiera hubiese firmado jugarlo en San Mamés y, además, disponer de salida de un gol de ventaja. Dos aspectos que, en teoría, solo en teoría, conceden un mayor porcentaje de probabilidades de éxito al conjunto dirigido por Ernesto Valverde.

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En imágenes: aficionados animan al Athletic en Lezama antes de la semifinal Borja Guerrero

Asumir el rol de favorito es una práctica que los profesionales suelen rehuir, pero no hay otro modo de verlo. Si el escenario fuese el Metropolitano y en la ida, el Atlético de Madrid hubiera tomado la delantera en el marcador, el entorno del Athletic o un espectador neutral otorgarían la vitola de favorito al rival, sin discusión. Pero bueno, esta clase de disquisiciones carece de importancia, sirven para rellenar el tiempo de espera, que parece discurrir más lento de lo normal. Lo único que en verdad cuenta es el desarrollo del juego que comenzará hoy a las 21.30 horas.

El peso del gol firmado por Berenguer radica en que obliga al Atlético, al que ningún empate le sirve. No obstante, se trata de un margen demasiado exiguo para gestionar. No digamos para especular, porque dicha opción casa mal con la personalidad y los recursos del Athletic. El propio Simeone adelantaba ayer que espera una salida plena de intensidad y agresividad del cuadro local, en sintonía con el enfoque que viene presidiendo sus actuaciones a lo largo de la temporada. Por una vez, se ha de dar la razón al técnico argentino. De hecho, unas horas después, Valverde confirmaba que la idea que maneja en exclusiva es saltar al verde en pos de la victoria.

¿Quién es el favorito para llegar a la final de Copa?

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Es algo innegociable, una cuestión de coherencia, sobre todo en San Mamés. El factor campo aparece como clave en la notable trayectoria del Athletic. Las estadísticas acumuladas en capítulos como victorias o goles conducen a una conclusión aplastante: el equipo es temible al amparo de su gente. Su rendimiento exige tanto que la mayoría de los adversarios acaba arrojando la toalla.

Hará falta que esta noche el Athletic vuelva a pulsar esa tecla mágica que le convierte en temible, dado que sería ilusorio esperar que enfrente vayan a dar facilidades. Si algo destaca positivamente en la irregular versión que este año caracteriza al Atlético, sería su versatilidad, una capacidad contrastada para adaptarse a distintas propuestas. Pudo comprobarse tres semanas atrás, en la ida, cuando ofreció dos registros sin punto de comparación.

Ausencias

Ambos equipos están dando síntomas de que acusan los rigores del calendario. Establecer una relación entre algunos de sus marcadores recientes y el estado físico de una serie de hombres se antoja razonable. Se han resentido las prestaciones de varios titulares y hay asimismo bajas sensibles para los entrenadores. En el Atlético, por encima de todas, se ha de citar la de Griezmann, su pieza más diferencial, con una especial querencia por la portería del Athletic. Correa apunta a ser el acompañante de Morata en el ataque. El uruguayo Giménez también está descartado, como Lemar o Azpilicueta. Savic y Gabriel Paulista optan a ejercer de tercer central al lado de Witsel y Hermoso.

En el bando local, se espera que Lekue, quien habría forzado su recuperación, subsane la ausencia de Yuri Berchiche, lesionado en el Villamarín, aunque Valverde no lo dio por descartado. La disponibilidad de Yeray, aquejado de un esguince de tobillo, constituye una incógnita, si bien lo previsible es que ocupe plaza en el banquillo. El club no ha adelantado la convocatoria. Por lo demás, la formación se asemejará mucho a la de la última jornada liguera.

Como es habitual en el torneo Agirrezabala suplirá a Unai Simón. De Marcos y el citado Lekue ocuparán los laterales, completando la zaga Vivian y Paredes. No se contempla alternativa alguna en esta línea, al menos no la presencia de un Imanol infrautilizado, sin ritmo, y es que no hay más cera que la que arde.

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Se da por supuesto que Galarreta y Prados figurarán en la sala de máquinas. Al respecto, recordar que Valverde les retiró del campo a la vez para ahorrarles más desgaste, cumplida la hora de partido contra el Betis. Herrera, en la enfermería; Vesga, con escaso protagonismo en semanas anteriores; y Dani García, sin apenas contacto con la competición desde que ingresara en la enfermería en noviembre, reducen el abanico en la zona ancha a Unai, puesto que Muniain ha dejado de ser un activo en las rotaciones.

Y en las demarcaciones más ofensivas, el cuarteto clásico. Poco que elucubrar, por mucho que el debate esté centrado en el estado de forma de Sancet y los Williams. Valverde irá con el bloque que estima más potente en la esperanza que responda al duro reto que entraña apear de la Copa a la resabiada tropa de Simeone.