Jokin Altuna tiene la txapela del Manomanista entre ceja y ceja. Busca su tercer cetro de la especialidad más importante del curso manista después de los conquistados en 2018 y 2021. En caso de victoria, alcanzará en el listado histórico a Eugi y Gallastegi. A un título quedan Olaizola II, Beloki y Atano III. Por delante están Martínez de Irujo, con cinco; Retegi I y Azkarate, con seis, y Retegi II, con once. El delantero guipuzcoano saldrá como favorito ante Aitor Elordi, un manista que está disfrutando de un curso de ensueño, este domingo en el frontón Bizkaia de Bilbao. El vizcaino viene sin presión y tras colgarse el bronce del Cuatro y Medio y la txapela del Parejas. Es peligroso, mas Altuna es una bestia competitiva.

Es su cuarta final del Manomanista y lleva doce en su cuenta general –siete del Cuatro y Medio, cuatro del mano a mano y una del Parejas–. ¿Qué significa el partido de este domingo para usted?

—Estoy contento por cómo me han ido las cosas en el campeonato. Siempre intento no pensar demasiado en lo que he conseguido durante estos años que llevo de carrera o en si es mi duodécima final en Primera. Simplemente, trato de poner el foco en el campeonato, en que estoy disfrutando mucho. He logrado cuatro victorias –lleva un pleno: Laso (9-22), Elordi (22-18), Elezkano II (12-22) y Ezkurdia (12-22)– y espero alcanzar la quinta en el frontón Bizkaia de Bilbao. 

Ante el propio Elordi en el compromiso del Astelena de Eibar vivió ciertos momentos de duda, pues el mallabitarra se puso 15-18, pero fue capaz de solventarlo con una tacada de siete tantos. Quitando ese tramo, ha vivido un Manomanista bastante rodado. ¿Qué opina?

—Hasta ahora me han salido bien las cosas, sí. Ese instante fue muy importante. Hay tramos durante un campeonato que decantan la balanza de tu lado o del de tu rival. Pude darle la vuelta y fue esencial. Gracias a remontar ese resultado pude conseguir la clasificación directa. Era un encuentro muy complicado. 

Siempre dice que hay muchos partidos distintos dentro de cada partido. En ese momento clave tuvo la fortaleza suficiente para levantar la cabeza. 

—Sí. Empezó mandando él (0-3 y 5-8) y luego tomé una buena tacada que me puso por delante (14-8). Remontó y me tuvo contra las cuerdas, pero pude sacar adelante el partido. En el mano a mano se vive de tacadas. Se ha visto durante todas las jornadas. 

“Intento no pensar demasiado en lo que he conseguido durante estos años que llevo de carrera”

¿Fue una victoria mental?

—Elordi hizo un gran encuentro. Tras el 15-18, él no consiguió meterme el saque por la pared y yo pude lograr el tanto. Después me salieron las cosas bastante bien: algún saque y un par de dejadas. Pasé en cinco minutos del 15-18 al 22-18. Fue una victoria fundamental. 

¿Espera que la película sea distinta e este domingo en el frontón Bizkaia de Bilbao?

—Ojalá que acabe con el mismo resultado, me quedaría contento (risas). Es distinto jugar un partido de liguilla de cuartos de final o una final, por todo lo que conlleva. Estoy intentando preparar con mimo el encuentro. Considero que el inicio puede ser muy importante. Es vital salir enchufado. 

“Era un reto demostrar que podía jugar mano a mano, pero no por la gente, sino por mí mismo”

¿Ha vuelto a ver el cruce con el objetivo de analizar a conciencia los errores y los aciertos que tuvo?

—Volví a verlo en ese momento. Cuando Elordi saca, tiene a los contrarios a su merced. Es una de sus armas. Después, hace mucho daño con el segundo pelotazo y los remates. Con respecto a la final, estoy mentalizado de que cuando tenga el saque me va a tocar sufrir. Mi objetivo es hacer tacadas e ir abriendo huecos. Espero conseguirlo. 

Debido a la experiencia que tiene en el campo profesional y su historial –ha conquistado seis txapelas: tres del Cuatro y Medio (2017, 2020 y 2021), dos del Manomanista (2018 y 2021) y una del Parejas (2022)–, se le colocará el cartel de favorito al título. Tiene experiencia de sobra como para lidiar con ello de forma natural, ¿no?

—No pienso en eso. Afronto este partido con la sensación de que para él sería algo enorme ganar la final, pero para mí también sería grandísimo. Tengo mucha ilusión por disputar la final. Es indudable que mi objetivo es llevarme la txapela a casa, pero parece que si Aitor pierde, no pasa nada y que si yo pierdo, se acaba el mundo. Si afrontas así la final del Manomanista, malo. Voy a salir a dar todo lo que tengo dentro y a mostrar mi juego. Solo así tendré opciones. 

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Jokin Altuna vence a Aitor Elordi en el Astelena de Eibar y se clasifica para las semifinales del Manomanista. Pedro Martinez

“Elordi estuvo conmigo en la celebración de la final del Cuatro y Medio y yo estuve con él en la del Parejas”

Usted siempre incide en que todos los pelotaris ganan y pierden lo mismo... 

—Es que es así. Es un partido a 22 y el premio es tremendo para el que gana: la txapela. Muchas veces piensas en que habrá más oportunidades, pero cuando te llega una de estas, no quieres dejarla pasar y aprovecharla al máximo. 

Aitor Elordi ha demostrado durante todo el año que es un pelotari peligrosísimo. Los resultados están ahí: en una campaña se ha llevado el bronce en el Cuatro y Medio, ha ganado la txapela del Parejas con Zabaleta y es finalista del mano a mano. 

—Está jugando una barbaridad. Lo ha demostrado en el Cuatro y Medio y el Parejas. En este Manomanista ha dado un pasito más, ha subido otro escalón. Queda patente que cuando un pelotari está con confianza y con juego, puede ganar a cualquiera. Está siendo un grandísimo año y todos estamos disfrutando de lo que está mostrando en la cancha. 

¿Le ha sorprendido el nivel que ha dado Elordi en su primera participación en el mano a mano?

—No lo sé. Al principio, según explicaron desde la empresa, no iba a jugar y fíjese hasta dónde ha llegado. Le vino todo muy seguido. El debut ante Urrutikoetxea le llegó sin apenas haber hecho entrenamientos. Ganar le dio confianza. Afrontó la liguilla sabiendo que no tenía nada que perder y que tenía unas oportunidades muy bonitas por delante. Se ha visto que no tiene miedo a nada. Ha mejorado mucho en todas las facetas del juego. Es muy muy peligroso. 

Son de la misma generación, ambos nacidos en 1996, como Darío, tercero del Manomanista. 

—Es una final muy bonita por eso también. Me hace ilusión jugarla ante alguien de mi generación. Estuvo conmigo en la celebración de la final del Cuatro y Medio y yo estuve con él en la del Parejas. Ahora nos toca la final en contra. Cerramos el círculo. Es bonito, pero en la cancha cada uno mira por sus intereses y saldremos a tope a por el título. 

En el Cuatro y Medio, antes de la explosión de Aitor, comentó que pelotaris como él, que han trabajado tanto y han tenido paciencia, son un ejemplo para todo el mundo. 

—Sin duda. Elordi ha mejorado con el tiempo. No ha sido una evolución de únicamente un año. Ha ido poco a poco. Esta temporada ha dado el salto definitivo hacia arriba. El Cuatro y Medio fue muy importante para él, pero también creo que el Parejas ha sido fundamental. Se trata de un campeonato en el que se disputan catorce partidos; 17 si llegas a las semifinales. Te toca jugar todas las semanas frente a manistas que están al más alto nivel. Eso aporta una gran experiencia a todos los pelotaris. 

Pese a tener la misma edad no les tocaron muchos partidos en contra durante la etapa de formación. 

—Le conocía, pero apenas nos enfrentamos. Igual algún partido suelto. Cuando comenzamos en el campo aficionado, Aitor estaba destacando en su categoría, pero debuté rápido. Él lo hizo también, con apenas 19 años. Después pasó tiempo hasta que nos volvimos a cruzar en contra. 

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De 1996 son Iker Irribarria, Axier Arteaga, Jon Erasun…

—Formamos una quinta muy buena. Recuerdo que Espinal también jugaba mucho contra nosotros. Arteaga II era otro de los que andaba junto a Irribarria, Darío y yo. Ha sido una generación bonita. Además, en profesionales estamos teniendo cierto peso. La de 1994 también era muy importante. En Gipuzkoa hemos vivido camadas muy buenas. 

Tiene dos txapelas del Manomanista y la de este domingo será la cuarta final. Debutó con el aura de pelotari artista y técnico, pero ha demostrado una gran soltura a todo el frontón. ¿Se ha sorprendido a sí mismo?

—Para mí era un reto demostrar que podía jugar mano a mano, pero no de cara a la gente, sino a mí mismo. En los entrenamientos, contra gente muy buena, me iba sintiendo cada vez mejor. Luego hay que demostrarlo en la cancha. No esperaba jugar cuatro finales del Manomanista. 

Se habló del cambio del saque en el inicio del mano a mano. ¿Qué trascendencia ha tenido en su trayectoria?

—Creo que en la final tendrá importancia. Elordi hace mucho daño con el saque. No solo con el disparo directo, sino también con el remate. A mí también me han salido las cosas. Fíjese, en la semifinal contra Ezkurdia, sobre todo en la primera parte, estuve bastante acertado. Es difícil. No sabes si ponerte de aire o a bote. Será un detalle vital.