Estaba previsto algo así en uno de esos mapas donde los generales escenifican la guerra que tienen entre manos: dos hombres aplicándose en sus virtudes y tratando de encapotar sus debilidades, colocándose allá donde podían hacer daño y defendiéndose allá donde le sangraban sus heridas. Eran dos estrategas, Peio Etxeberria y Unai Laso exhibiéndose como estrategas. Peio, por ejemplo, salió con el saque en su mano y la decisión de vaciarse en cada pelotazo, de entregarse con su poderosa izquieda para paralizar al enemigo; Unai, dispuesto a sujetar a ese purasangre salvaje, consciente de que llegaría su hora. Que llegó. Mientras tanto, el campo de batalla, el Frontón Bizkaia lucía enfundado en rojiblanco, en txuri-urdin. Con un derbi a la vuelta de la esquina, el espíritu del Athletic y la Real hicieron acto de presencia en las camisetas de muchos de los presentes. De tantos, que el rojo navarro, pese a la procedencia de los dos pelotaris, casi pasaba desapercibido en la paleta de colores de la final del Cuatro y Medio.
¿Puede decirse, entonces, que se sigueron el plan de batalla. el guion de la película, las previsiones...? No siempre. En el caso del protocolo, no, por ejemplo. El lehendakari, Imanol Pradales, bajó de los cielos del palco para pisar la tierra de las butacas y sentarse en una silla junto a Karlos Arguiñano para vivir la final a ras de cancha. Ya no se huele a la Cuba que perfumaba los legendarios habanos pero la emoción, la intensidad provocan un escalofrío en cualquiera de quienes se acerquen a la piedra. En el palco se quedaron la diputada general de Bizkaia, Elixabete Etxanobe; la consejera de Cultura, Deporte y Turismo del Gobierno de Nafarroa, Rebeca Esnaola; la diputada foral Leixuri Arrizabalaga; el subdelagado del Gobierno español, Carlos García Buendia; la concejala Itxaso Erroteta; el presidente de la Federación Vasca de Pelota, Gotzon Enbil, Carlos Sergio, Jorge Agirre, Fernando Azkarate, presidente del Consejo Mundial de Pelota; Amaia Basabe, las pelotaris Amaia Alday y Enara Gaminde, Enaitz Olaeta, Martin María Picabea, Leire Remiro y Edurne Etxeberria entre otra gente.
Fue un partido a cara de perro, con ambos pelotaris en su papel. Con Peio en busca del desgaste de su rival –acabaría axfisiándose él porque su ritmo era trepidante...– y Unai con la idea de no despegarse, de no quedarse atrás. El frontón veía a Peio en el papel de aspirante y miraba con asombro. Hasta que llegó el cartón del 10-14 a favor de Peio. Ahí se produjo un largo peloteo y el enésimo golpe de Peio besó el colchón. Había caído, al parecer con fatiga. Fue el toque de arrrebato, Unai apretó entonces y en un santiamén llevó al abrazo al tanteador. Era su hora, La vieron venir Andoni Ortuzar; el presidente del Athletic, Jon Uriarte; Joseba Etxeberria, Ismael Urzaiz, Julio Florez, Arantxa Tapia y Karmelo Ariznabarreta, Alberto Fuentes, Pilar Galdeano y Jesús Galdeano, amo y señor del Maipú, Begoña Basterretxea, Etor Legorburu, Javier Urtasun, Aitor y Jon Basañez, Mikel Huizi, Lorea Bilbao, Pedro Barreiro y un clan pelotazale.