El parte médico adjuntado a la convocatoria para el partido de Newcastle causaría bajón en el ánimo de los seguidores. Informaba de las lesiones de tres titulares a los que siempre se espera ver en un compromiso de altura y el de esta noche lo es sin discusión. Pero digerido el primer impacto del comunicado, si uno lo piensa con un mínimo de perspectiva se inclinará por aparcar la decepción inicial y lo tomará como una buena noticia.
A ver, Yuri necesita descansar; a nadie le puede extrañar que a su edad esté sobrecargado con todo lo que juega. Lo de los otros dos es diferente porque no vale la pena seguir engañándose: Nico Williams y Sancet son una sombra de sí mismos, de modo que sus ausencias no son un problema, al revés. Es preferible que en su lugar juegue gente que, al menos, posea una condición física apropiada para competir.
Quien piense que sin ellos dos las opciones de puntuar en Inglaterra disminuyen, anda muy despistado, opina de oídas o es amigo de los susodichos. El repaso de sus actuaciones hasta la fecha revela que su habitual presencia en la titularidad solo obedece a lo buenos que son en teoría. Desde luego, si nos atenemos a la práctica, en absoluto merecen figurar sobre la hierba, donde deambulan como almas en pena.
Tras estas breves y elementales reflexiones y por aquello de que la paciencia tiene un límite, resulta muy instructivo profundizar en el contenido del parte médico. Su lectura conduce a una sola conclusión: cuanto está ocurriendo con estos jugadores (y otros) no es de recibo. Lo que tiene Sancet es lo mismo que, con idéntica redacción, recogía un parte de hace un mes. Puede pasar que este tipo de dolencia se repita con cierta frecuencia, aunque desconcierta por tratarse de algo que ya ocurría la temporada pasada.
“Nico Williams padece una pubalgia”, dice la nota. ¿Una pubalgia? ¿Qué es, otra distinta que se manifiesta ahora de repente? O sea, hay que suponer que esta no es la pubalgia que le viene afectando desde ni se sabe cuándo, rondando el año natural o cerca, como en alguna ocasión se ha reconocido. “Una pubalgia”, ¿qué pasa? Será que el club no quiere que se relacione con la dolencia que en el tramo final de la anterior campaña le eximió de intervenir en cinco partidos clave para asegurar la cuarta plaza y acceder a la final de la Europa League, pero no le impidió jugar el que cerraba la campaña. Fue ante el Barcelona y carecía de valor clasificatorio, pero al día siguiente se anunciaba la lista de España para la Liga de Naciones.
Por supuesto, el menor de los Williams acudió a dicha cita y luego se marchó de vacaciones. En la pretemporada, el club explicó que no se planteaba “ninguna opción quirúrgica” en el caso de Nico, prueba de que lo del pubis no había remitido. Empezó la liga, jugó tres jornadas y marchó a una nueva concentración de España, adonde acudió con molestias. De allí volvió fastidiado: baja en seis encuentros consecutivos. Luego ha participado en cinco, con un rendimiento pésimo. Ni tratamiento conservador, ni gaitas. Es obvio que el pubis no le permite jugar. Así que solo queda ya aguardar al anuncio de la fecha de su operación (podía quedar bonito que la pintase él mismo en el famoso mural). Fecha con margen suficiente para que llegue a tiempo al Mundial del próximo verano, claro está. Mientras, el Athletic ahí va, renqueando en cada cita.
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