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El eco de la frustración: "El Athletic contra el poder de seducción del equipo campeón"

Sucede que las cartas están boca arriba desde que trascendió que el Athletic fue informado por el agente del jugador de que Nico Williams abandonará la entidad

El eco de la frustración: "El Athletic contra el poder de seducción del equipo campeón"EFE

Aunque el culebrón se reavive con aspectos colaterales (que si fiscalizaciones de las maniobras del Barcelona, que si se pinta y repinta el dichoso mural), todo el mundo en el entorno rojiblanco es consciente de que su final está próximo. No se percibe, como suele ocurrir en este tipo de procesos, una tensa espera en el ambiente, sino resignación y hastío. Sucede que las cartas están boca arriba desde que trascendió que el Athletic fue informado por el agente del jugador de que Nico Williams abandonará la entidad. Una mera formalidad, pues en realidad todas las partes implicadas sabían de sobra cómo terminaría esta historia.

Una vez que el Barcelona se encaprichó con el extremo y este hizo lo propio con el Barcelona, el cambio de aires era inevitable. Días atrás se aludía en estas páginas a la única causa que permitió a Nico Williams jugar esta última temporada en el Athletic: la fragilidad financiera de la entidad presidida por Joan Laporta. Lo ratificó el futbolista con su famosa frase de “quiero estar un año más”. Era el margen indispensable que el Barcelona precisaba para ordenar sus números y cerrar la operación.

Posible fichaje

Ahora, los dirigentes azulgranas aguardan al inicio de julio para que el fichaje conste en el siguiente presupuesto. Poseen el dinero (Nike les enchufa 150 millones por renovar su vínculo) y acometerán la compra antes del día 16, fecha en que Nico Williams está citado en Lezama para la pretemporada. Luego, solo quedará pendiente la inscripción del jugador, trámite que puede demorarse incluso hasta el arranque de la competición, pero el chico será ya propiedad del club catalán.

Para ello, Laporta debe aligerar la masa salarial mediante alguna venta, así cumplirá con el denominado fair play financiero, la regla 1:1. Un requisito asequible. Sería suficiente con desprenderse, por ejemplo, de Ansu Fati, un suplente que percibe 13 millones anuales y figura en el radar del Mónaco.

Y fin del asunto. El Órgano de Validación de Presupuestos de LaLiga procedería entonces a dar el visto bueno. Es el ente que vela por el cumplimiento de las normas y nadie más, ningún club, por mucho que el Athletic se empeñe, está legitimado para controlar o inmiscuirse en el estado de la economía de otro club, aunque se llame Barcelona y goce de una dudosa reputación. Tebas fue explícito en esta cuestión al declarar que “el Athletic no tiene que hacer ninguna nota”.

El problema del Athletic no radica en las salidas de tono de Laporta o el reguero de sospechas que ha ido dejando con golpes de efecto y favores institucionales. No, el auténtico problema de Ibaigane es que pierde un valor consolidado y, encima, le ha resultado imposible renegociar el contrato que Nico Williams firmó el 1 de diciembre de 2023. Entonces, se comprometió hasta 2027 y consensuó una cláusula cuyo monto nadie ha desvelado, pero se calcula que ronda los 60 millones.

Cuando hace un año el Barcelona protagonizó su primer intento por llevarse a Nico Williams, abocó a la directiva rojiblanca a intentarlo. Dado que, por sistema, el club se reserva la información referida a aspectos contractuales, no hay manera de contrastarlo, pero seguro que en el último año Jon Uriarte, a través de Félix Tainta, le ha presentado a Nico Williams un nuevo contrato. Uno o varios. Quizá no con la ilusoria pretensión de convencerle para que no se mueva, pero sí con la esperanza de aumentarle la ficha y que la consiguiente subida proporcional de la cláusula, en el adiós, reportase un mayor beneficio a las arcas del Athletic.

Fichajes previos

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O sea, algo similar a lo que pasó en su momento con Kepa Arrizabalaga o Aymeric Laporte. Josu Urrutia sabía que se marcharían y uno pasó de costar 20 millones a 80, los que abonó el Chelsea, mientras el otro se avino a firmar diversas renovaciones y triplicó su cláusula alcanzando los 65 millones.

Es evidente que Nico Williams ha desestimado seguir por esa senda. Pese al trato privilegiado que le ha dispensado, la directiva no ha podido persuadirle y, en consecuencia, es obvio que al Barcelona la jugada le va a salir bastante económica. Las cifras que se pagan este verano por delanteros internacionales lo atestiguan. En este contexto, el ruido generado por los comunicados del Athletic sería el eco de la frustración ante el implacable poder de seducción del equipo campeón.