EL día del sorteo de la Lotería de Navidad también es conocido como el Día de la Salud. Ya saben, eso de “no nos ha tocado el Gordo pero de salud andamos sobrados”. Lo del autoconsuelo tiene algo de deporte nacional. Al igual que venirse arriba con facilidad. Acabamos de estrenar año, pero en términos periodísticos el ejemplar de este 2 de enero inaugura la temporada, la 46 en los kioscos de DEIA, que llega a la madurez con la energía extra del descaro adolescente de internet. A tope de optimismo por ello, en los próximos doce meses leerán en este diario que la economía vasca supera por primera vez el millón de cotizantes a la Seguridad Social –será previsiblemente mañana cuando se conozcan los datos del mercado laboral en diciembre–, las empresas vascas seguirán batiendo récord de ventas en el exterior, las haciendas forales alcanzarán cotas de recaudación nunca conocidas y hay que confiar en que los precios bajen aunque solo sea por comparación con el año en el que vivimos peligrosamente por culpa de los latigazos de la energía. Salvo catástrofe, el dichoso PIB seguirá creciendo en este 2023 aunque mucho menos, y el cóctel de datos va a estar bien servido. Otra cosa es cómo le vaya a cada uno, porque la estadística no refleja el caso de esa mujer que ronda los 50 y trabaja de falsa autónoma en un estudio de arquitectura o la del camarero que no encuentra un trabajo fijo. Son la cara oculta de la economía, que se alimenta con datos medios a los que no llegan todos. Aun así no podremos evitar venirnos arriba.