La décimo cuarta jornada del grupo I de Primera RFEF, disputada el último fin de semana, ofreció su punto de atención en el derbi de Ezkerradea, o también denominada el derbi del hierro, que no se jugaba desde ocho temporadas atrás y que revitalizó al Barakaldo, que se impuso por la mínima al Sestao River en un campo de Las Llanas cuyo aforo prácticamente se llenó, con poco más de 4.000 espectadores. El conjunto de Imanol de la Sota se llevó el gato al agua porque fue mejor que su rival durante los 90 minutos y porque acertó, por medio de Adrián Revilla, en una de las claras ocasiones que gozó, un vez que las otras las desbarató Iago Herrerín, meta verdinegro, con brillantes intervenciones. Un triunfo que permite al Barakaldo cerrar la minicrisis de dos derrotas consecutivas, frente al Andorra y Ponferradina –dos de sus rivales directos a día de hoy–, y asentare en puestos de play-off de ascenso pese a ser un recién llegado a una categoría tan exigente, aunque en la entidad no se quiere echar las campanas al vuelo cuando apenas se ha recorrido un tercio de liga.

El Barakaldo se ha convertido en una de las revelaciones de la temporada, ya que no entraba entre los aspirantes a ocupar los puestos de privilegio, un estatus al que el colectivo gualdinegro ha cogido gusto y de los que no se quiere apear. El equipo de De la Sota se metió en la zona alta en la sexta jornada, cuando dio un salto cualitativo con su victoria en Ourense y subir hasta la tercera plaza, para ya no abandonar desde entonces la zona play-off y en la que se mantiene durante nueve fechas consecutivas. Tras su triunfo en aquella capital gallega, alcanzó su punto más álgido con un nuevo éxito en Lasesarre ante el Arenterio, actual tercer clasificado, y las tablas firmadas en Stadium Gal, dos resultados que permitió al Barakaldo disfrutar dos semanas en la segunda plaza, de la que se cayó con su derrota en casa ante el Zamora. Su posterior empate en el estadio Johan Cruyff y la victoria sobre el Tarazona sumaron para blindarse arriba, un colchón que le valió para no salir del play-off pese a sus pinchazos consecutivos ante el Andorra y la Ponferradina, de los que se ha recuperado con el golpe de autoridad que dio en Las Llanas.

El derbi, con todo, ya es historia después de celebrarlo como correspondía, pero el fútbol y la liga no paran, como así lo recordó el propio entrenador del Barakaldo. “A partir de hoy, tanto el River como nosotros tenemos una guerra por delante. No se ha conseguido todavía nada, salvo vivir un día muy bonito, aunque ha sido un orgullo para la Margen Izquierda”, subrayó Imanol de la Sota, que rememoró su pasado cuando siendo un chaval acudía a presenciar estos derbis desde su Santurtzi natal.

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El Sestao River-Barakaldo, en imágenes Oskar González

El técnico gualdinegro compartió la “inmensa alegría” que supone vencer este partido, pero, sin embargo, dijo tener los pies en el suelo y desactivó cualquier euforia de cara al futuro que puede ocasionar el momento clasificatorio de su equipo. “El objetivo es llegar a esos 46, 47 o 47 puntos, que te aseguran estar en Primera RFEF y una vez superados esos puntos, se verá a dónde puedes llegar. El objetivo del Barakaldo es consolidarse y si esos puntos se consiguen pronto, se podrá soñar con otras cosas”, reflexionó el santurtziarra, que puso en valor el trabajo de todo su grupo en el derbi de Las Llanas al margen de algunos nombres propios.