Cuando en la previa de un partido entre los muchos mensajes de un entrenador el que más llama la atención es aquel en el que asegura que su equipo está necesitado, no parece una buena señal. Si, además, este no oculta que los numerosos cambios en la posición de delantero centro son porque no termina de encontrar aquello que busca… malo. Ernesto Valverde quiso hacer hincapié en esa primera cuestión porque en el fondo es una realidad lapidaria, pues si bien el Athletic arrancó la temporada con tres victorias, en solo una semana, ocho días para ser más exactos, sumó otras tantas derrotas. Para colmo a San Mamés llegaba el colista de la categoría, el Girona, aún más necesitado que los rojiblancos; y por lo general, cuando un rival se presenta en Bilbao ocupando la última posición hay motivos para echarse a temblar. Ejemplos hay a patadas de ello, basta con hacer un poco de memoria. Aquello de resucitamuertos no es gratuito.
Y esa última fue la sensación a lo largo de casi toda la primera mitad, a excepción de los cinco o seis primeros minutos, en los que el Athletic salió con intención de dominar y de tener al Girona encerrado en su campo. Eso sí, bastó con un aviso de los catalanes para que todas las buenas intenciones se fueran abajo como un castillo de naipes. Vanat no acertó algo escorado ante Unai Simón y casi sin tiempo para quitarse el susto del cuerpo, tras una mala salida de balón, Ounahi, aquel futbolista que maravilló en el Mundial de Catar, al que Luis Enrique Martínez se refirió como “el 8 de Marruecos”, asombrado por su exhibición física en los octavos de final, adelantó a los visitantes.
El juego plano, pausado, sin un solo atisbo de desborde y una preocupante falta de valentía para buscar el uno contra uno en las bandas acompañó al Athletic en lo que restó de primera mitad para desesperación de su afición, que ya se echaba a temblar ante la posibilidad de sumar la cuarta derrota consecutiva. Una circunstancia que nunca había pasado antes con Ernesto Valverde como técnico del Athletic y que, por el bien del equipo, seguirá sin pasar. Al menos en el cortísimo plazo. Pues aunque se quedó a medias, la reacción de la segunda mitad bastó para rescatar al menos un punto, que a decir verdad sabe a muy poco.
Cómo vería el técnico, de nuevo desde la grada, la cosa al descanso que tomó la decisión de hacer algo insólito, nunca antes visto con él como técnico: cuatro cambios de una sola tacada para arrancar la segunda mitad. La cosa le funcionó, pero a medias. El equipo respondió, se vio una versión más enérgica, con más verticalidad y mucha más agresividad. Pero el solitario tanto de Mikel Jauregizar, que guarda ciertas similitudes con el que anotó en Old Trafford el pasado mes de mayo, resultó insuficiente. El bermeotarra, de los pocos titulares que sí está bien, marcó el camino de la remontada, pero el Athletic acabó descarrilando sin llegar a su objetivo.
Toque de atención
De lo que no cabe duda es de que los cuatro cambios realizados de golpe y porrazo por el entrenador suponen un claro toque de atención para quienes se quedaron en el vestuario al descanso: Andoni Gorosabel, Adama Boiro, Mikel Vesga y Nico Serrano. Aunque a decir verdad es posible que por su cabeza pasara sustituir a los once por otros, motivos habría encontrado. Y si no agotó los cinco fue por si sucedía alguna desgracia en forma de lesión. Hubiera sido el colmo.
Sumado al casillero un punto que no dice mucho, que volvió a demostrar que al equipo le queda trabajo por delante para parecerse al de sus mejores días, pero que al menos sirve para poner fin a la racha de tres derrotas seguidas, cabe destacar como el aspecto más positivo de la tarde la titularidad de Aymeric Laporte. Le queda aún para coger ritmo, pero dejó algún buen detalle de su saber estar en el campo en una cita en la que el Athletic se quedó a medias.

La cifra
100
Aitor Paredes se convirtió ayer, en la visita del Girona a San Mamés, en centenario con el Athletic. El central de Arrigorriaga, que volvió a ser titular, disputó su partido número cien con la camiseta de rojiblanca. Suma 79 encuentros de liga, 10 de Europa League, 9 de Copa, 1 de Champions y 1 de Supercopa.