Querer y no poder. El Athletic se tuvo que conformar con sumar solo un punto ante el Girona, colista de LaLiga EA Sports, en un encuentro en el que el conjunto rojiblanco reaccionó a vueltas de vestuarios tras un primer tiempo para olvidar, pero esa mejoría no le llegó para remontar el tanto inicial de un Girona digno.

LO MEJOR: Un Athletic reconocible a vuelta de vestuarios

Dicen que rectificar es de sabios. Ernesto Valverde no tardó en darse cuenta de que su fórmula de inicio no le iba a dar resultado. Es una cuestión de sensaciones, como así lo compartía la inmesa mayoría de San Mamés, un tanto disgustada por el juego que desplegaron los rojiblancos en el primer periodo. Tanto fue así que Txingurri tomó una decisión que no suele ser muy habitual en el fútbol y especialmente en lo que se refiere a su persona. Dio la vuelta al calcetín con cuatro sustituciones de golpe, un síntoma del mosqueo que debía tener el entrenador, insatisfecho con el rendimiento de algunos a los que se denomina meritorios.

Puede sonar a ventajista, pero lo cierto es que el Athletic del segundo acto fue el Athletic que se espera, un Athletic reconocible en juego y en nombres sobre el verde, aunque no hay que olvidar que casi los mismos futbolistas que ejercieron en estos segundos 45 minutos fueron los que naufragaron en el no tan lejano derbi frente al Alavés. Sea como fuere, los rojiblancos encontraron los extremos, acentuaron la presión, pusieron una marcha más a su fútbol y por minutos se mostraron arrolladores a partir del tempranero golazo de Mikel Jauregizar, un chaval que parece no tener techo.

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LO PEOR: Un primer tiempo de nuevo tirado a la basura

El Athletic es un mal estudiante. Sacó mala nota durante el primer periodo de su comparecencia el pasado sábado en Mestalla, especialmente porque no dio la tecla para ver puerta pese a su dominio territorial. En el duelo ante un Girona que se presentó en San Mamés inmerso en una profunda crisis deportiva, los rojiblancos pencaron de nuevo en esos 45 minutos iniciales, en este caso porque las rotaciones no surtieron el efecto esperado y que retrataron a varios futbolistas dentro de la tónica gris de los once que ejercían en el verde.

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Fue una oportunidad que desperdiciaron meritorios como Nico Serrano, que disfrutaba de su primera titularidad esta campaña. El navarro no encontró su juego, se vio incapacitado de desbordar a Hugo Rincón, cedido en el Girona y con el que compartió vestuario en el Bilbao Athletic, y cometió un buen número de imprecisiones que le penalizaron. El caso de Adama Boiro fue similar, ya que el lateral ofreció más debilidades de las esperadas, lo mismo en lo referente a Gorosabel y Vesga. Pero no fueron los únicos que no rayaron a la altura, porque uno de los males de este Athletic se explica en que Iñaki Williams y Oihan Sancet, dos de los pesos pesados, siguen sin tener ese impacto que se les exige.