El Bilbao Athletic cierra el año 2025 con el objetivo cumplido. Cuando restan dos jornadas para el ecuador de la liga, el equipo que dirige Jokin Aranbarri está a un pequeño paso, a tan solo dos puntos, de meterse entre los cinco mejores. En estos momentos, el filial rojiblanco es octavo en la tabla y, aunque ha tenido sus claros y oscuros durante este primer tramo liguero, tiene más cerca los puestos de privilegio que los de peligro, de los que se mantiene alejados en siete puntos. Porque esta liga, aunque parezca una obviedad, está tremendamente igualada. Tan pronto miras hacia arriba como te ves en problemas intentando salir del pozo. Y eso suele ser lo complicado. Pero, ahora mismo, el momento del filial bilbaino es positivo y hay que aprovecharse de ello. Son siete encuentros ganados, cuatro empatados y seis derrotas. Veintiún goles a favor y veintitrés en contra. Es un equipo que marca, aunque también recibe bastante. Lo comido por lo servido.
En esta categoría tan complicada el conjunto rojiblanco se ha acostumbrado a vivir en el ecuador de la tabla clasificatoria, aunque en la tercera y cuarta jornada y en otra ocasión, tras un más que brillante mes de noviembre con cuatro victorias y un empate, se coló en la quinta plaza, que da derecho a puesto de play-off. Pero también hay que recordar que desde la jornada ocho a la diez los cachorros estuvieron en puestos de descenso, en un peligroso y preocupante penúltimo cajón. Así que en tres semanas se coló entre los mejores y en otras tres jornadas vivió malos ratos con los de abajo. El Bilbao Athletic ha sabido lo que es vivir la ola buena y también la mala, aunque parece que su estado natural sea el ecuador de la clasificación.
Casi podría recitarse de memoria el esqueleto que presenta Jokin Aranbarri en cada jornada. Aunque hay problemas con las lesiones, sobre todo en su línea defensiva, y la gran posibilidad a la hora de confeccionar su zona de ataque han motivado los cambios en su elección, dependiendo también, como es lógico, del rival que haya enfrente. Mikel Santos se ha destacado como un guardameta destinado a cotas mayores. Su línea de cuatro habitual está formada por Alday, Duñabeitia, De Luis y Barandalla. La sala de máquinas del centro del campo tiene origen guipuzcoano: Eder García y Lete, con Guibelalde a la espera. En la zona de influencia es Ibon Sánchez, ahora lesionado, el que ha llevado la iniciativa y el protagonismo. Es en las bandas donde más posibilidades de ha tenido para elegir el técnico guipuzcoano. Adrián Pérez, Buján, Huestamendia y Gift son jugadores desequilibrantes y de una calidad contrastada. Adelante, Ibai Sanz es el delantero de confianza del técnico. Ha logrado ocho dianas. Y su reemplazo siempre ha sido Asier Hierro. Todos ellos conforman un verdadero ramillete de joyas que tienen su vista puesta en el Athletic. Selton es el ejemplo, si bien apenas participó en un par de encuentros tras ser reclutado por el técnico del primer equipo.
Así que, si el Bilbao Athletic consigue mantener su regularidad, evitando los vaivenes de la primera vuelta, habrá logrado el notable alto. Si consigue colarse entre los mejores, el sobresaliente en el curso es prácticamente seguro.