Viajar en avión durante el embarazo es una situación que genera muchas dudas. ¿Es seguro? ¿Hasta qué semana se puede volar? ¿Qué dicen los médicos? ¿Y las aerolíneas?

A pesar de lo que muchos creen, volar estando embarazada no solo es posible en la mayoría de los casos, sino que puede ser completamente seguro si se toman ciertas precauciones y se conocen las recomendaciones básicas.

¿Está permitido volar embarazada?

Las mujeres embarazadas pueden volar, siempre que no existan complicaciones médicas. En un embarazo sin riesgos, la mayoría de los ginecólogos no ponen objeciones a los vuelos de corta o media distancia. De hecho, muchas mujeres viajan durante el embarazo por trabajo, vacaciones o asuntos familiares sin ningún problema.

Sin embargo, a partir de cierto punto del embarazo, hay restricciones que conviene conocer. Las aerolíneas suelen poner límites por razones de seguridad y para evitar emergencias médicas a bordo.

Las mujeres embarazadas pueden volar, siempre que no existan complicaciones médicas. Freepik

¿Hasta qué semana se puede volar?

Esto varía según la compañía aérea, pero en general:

  • Hasta la semana 28: se puede volar sin necesidad de presentar un certificado médico, salvo indicación contraria.
  • Entre la semana 28 y la 36: muchas aerolíneas solicitan un informe médico que confirme que la embarazada está en condiciones de viajar.
  • Después de la semana 36: la mayoría de las compañías no permiten volar, especialmente en vuelos internacionales o de larga duración, salvo casos muy puntuales.

En embarazos múltiples, los límites suelen ser más estrictos y comienzan antes. Por eso, es importante revisar siempre las condiciones específicas de la aerolínea antes de comprar el billete.

Entre la semana 28 y la 36 muchas aerolíneas solicitan un informe médico que confirme que la embarazada está en condiciones de viajar. Freepik

¿Cuándo no se recomienda volar?

Hay ciertos casos en los que volar embarazada no es recomendable:

  • Riesgo de parto prematuro.
  • Sangrados o complicaciones previas.
  • Presión arterial alta o preeclampsia.
  • Problemas en la placenta o antecedentes médicos complejos.

En estos casos, es el médico quien tiene la última palabra. No se trata de evitar el avión por miedo, sino de priorizar la salud y prevenir situaciones complicadas en pleno vuelo, donde el acceso a atención médica es limitado.

Embarazada durante una revisión con su ginecóloga. Freepik

Qué tener en cuenta antes del vuelo

Si el médico ha dado luz verde para viajar, hay algunos consejos que pueden hacer el trayecto mucho más cómodo y seguro:

  • Elegir bien el asiento: lo ideal es uno de pasillo, que facilite levantarse con frecuencia y moverse.
  • Usar ropa cómoda y holgada: la circulación puede verse afectada, así que evitar prendas ajustadas es clave.
  • Hidratación constante: el aire dentro del avión es muy seco; beber agua regularmente ayuda a evitar mareos y retención de líquidos.
  • Evitar estar sentada muchas horas: dar pequeños paseos durante el vuelo o hacer movimientos suaves con las piernas reduce el riesgo de trombosis.
  • Cinturón de seguridad por debajo del abdomen: nunca debe ir ajustado sobre la barriga, sino lo más bajo posible sobre las caderas.

Si el médico ha dado luz verde para viajar, hay algunos consejos que pueden hacer el trayecto mucho más cómodo y seguro Freepik

¿Y si ocurre algo durante el vuelo?

Aunque es raro, pueden surgir molestias o pequeños incidentes. Por eso, es recomendable:

  • Llevar en el bolso de mano la tarjeta sanitaria, informes médicos básicos y un pequeño botiquín aprobado por el médico.
  • Avisar a la tripulación de que se está embarazada. No es obligatorio, pero puede ayudar a que estén más atentos si se necesita algo.
  • Contratar un seguro de viaje que cubra asistencia médica relacionada con el embarazo, especialmente si se viaja al extranjero.

El mejor momento para volar

El segundo trimestre (entre las semanas 14 y 28) suele considerarse el más adecuado para viajar. Para entonces, las náuseas del primer trimestre han desaparecido en la mayoría de los casos, y el cansancio o el tamaño de la barriga aún no son tan marcados como en la recta final del embarazo.

Sin embargo, esto no es una regla fija. Cada mujer y cada embarazo son diferentes. Lo esencial es escucharse, no forzar el cuerpo y consultar siempre con un profesional sanitario antes de tomar cualquier decisión.