Llevar el teléfono móvil pegado al cuerpo se ha convertido en una costumbre diaria para millones de personas en todo el mundo. Ya sea en el bolsillo del pantalón o incluso bajo la almohada al dormir, el móvil se ha integrado por completo en la rutina personal.
Sin embargo, lo que parece un gesto inofensivo podría estar teniendo consecuencias para la salud que muchos desconocen.
Un dispositivo imprescindible… ¿pero a qué precio?
Los teléfonos móviles emiten radiación de radiofrecuencia, un tipo de energía electromagnética no ionizante. Esta exposición es constante mientras el dispositivo está encendido, especialmente cuando se encuentra en contacto directo con el cuerpo o en uso activo, como durante una llamada o la transmisión de datos móviles.
Aunque los niveles de radiación están regulados y se consideran dentro de lo "seguro" por organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS), algunos estudios han comenzado a cuestionar los efectos a largo plazo de esta exposición continua, especialmente cuando el móvil se mantiene pegado al cuerpo durante muchas horas al día.
Fertilidad, sueño y estrés oxidativo: áreas bajo lupa
Una de las preocupaciones más recurrentes es su posible impacto en la fertilidad masculina. Diversas investigaciones han encontrado una correlación entre llevar el móvil en el bolsillo del pantalón y una menor calidad espermática. Un estudio publicado en la revista 'Fertility and Sterility' encontró que la exposición prolongada a la radiación del móvil podía afectar la movilidad y viabilidad del esperma, especialmente si el dispositivo se mantenía cerca de la zona genital.
Otro ámbito de investigación está relacionado con el sueño. Dormir con el teléfono en la cama o cerca de la almohada puede interferir en la producción de melatonina, la hormona que regula el ciclo de sueño. Algunas personas también reportan dolores de cabeza, sensación de fatiga o alteraciones en el descanso tras largos periodos de exposición nocturna al dispositivo.
Además, investigaciones sobre el estrés oxidativo celular, un proceso vinculado al envejecimiento y al desarrollo de enfermedades crónicas, han sugerido que la radiación de los móviles podría favorecer este tipo de daño celular en determinadas condiciones de uso intensivo.
¿Qué dicen las autoridades sanitarias?
La OMS, a través de su Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), clasificó en 2011 los campos electromagnéticos de radiofrecuencia como "posiblemente carcinógenos para los seres humanos". Esto significa que podría haber algún riesgo, aunque la evidencia aún no es concluyente.
Por su parte, el Consejo de Europa ha recomendado a los países miembros que adopten un enfoque de "precaución razonable" en el uso de tecnologías inalámbricas, especialmente en poblaciones vulnerables como niños o mujeres embarazadas.
En Estados Unidos, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) establece límites de absorción de radiación, conocidos como SAR, para garantizar que los dispositivos no excedan un umbral considerado seguro. No obstante, la normativa se basa en modelos de exposición que algunos expertos consideran desactualizados respecto al uso real que hacemos hoy de los móviles.
Consejos para reducir la exposición
Aunque la evidencia científica no es definitiva, muchos expertos coinciden en que es prudente adoptar algunas medidas de precaución para minimizar el contacto directo con el móvil:
- Evitar llevar el teléfono en los bolsillos del pantalón. Es preferible colocarlo en un bolso o mochila, cuando sea posible.
- Usar auriculares o altavoz al hacer llamadas. Esto permite mantener el dispositivo alejado de la cabeza.
- No dormir con el móvil debajo de la almohada o muy cerca del cuerpo. Si se utiliza como alarma, lo ideal es dejarlo en modo avión y a cierta distancia.
- Limitar el tiempo de llamadas y evitar hablar cuando la señal es débil. En estas situaciones, el teléfono emite mayor radiación.
Un gesto pequeño, un cambio significativo
La tecnología ha transformado radicalmente nuestra forma de vivir, y el teléfono móvil es sin duda uno de los dispositivos más útiles y omnipresentes en la actualidad. Sin embargo, su uso excesivo y su cercanía constante al cuerpo han abierto un debate necesario sobre sus posibles efectos en la salud.
Aunque los estudios aún están en desarrollo y muchas conclusiones requieren más evidencia, adoptar hábitos más conscientes en el uso del móvil no implica renunciar a sus ventajas, sino utilizarlos de forma más saludable. A veces, un gesto tan sencillo como alejar el teléfono del bolsillo puede marcar la diferencia.