BIZKAIA y todos los athleticzales vivieron ayer un día de fiesta. No era agosto, ni la fiesta de la localidad de turno; tampoco eran navidades. La gente corría de un lado a otro nerviosa, excitada. Era el día de la gabarra. Los más veteranos nos explicaban cómo era; los menos escuchábamos. Lo habíamos visto en la televisión, en algunos reportajes y sabíamos que fue la leche, pero no podíamos cuantificar en qué medida. Ayer supimos de verdad lo que era: una auténtica pasada.

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La fiesta de los campeones en la gabarra, desde dentro

Los más madrugadores no dudaron en ir a primera hora a coger sitio en primera fila. No había casi salido el sol y algunos, silla en mano, buscaban la mejor de las localidades para ver el paso de la gabarra en las mejores condiciones. Horas después certificaron que habían hecho bien, estaba claro que requería de un esfuerzo, pero el premio era verlo bien, qué digo bien, muy bien.

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Las imágenes de la celebración de la gabarra desde la ría Borja Guerrero, Ibai Armentia

La jornada no defraudó. Ambiente increíble, superando cualquier expectativa y sensación de lo diferente que es un título siendo del Athletic a otro equipo del mundo. Es verdad que nadie lo celebra así, en una ría y prácticamente atravesando media Bizkaia.

Una locura desde el orden y la pasión por unos colores. El rojo y blanco fue el color y el pedazo de día que hizo aumentó más la sensación de que era una jornada sencillamente para la historia.

La euforia se desata en el ayuntamiento con las palabras de los protagonistas.

La euforia se desata en el ayuntamiento con las palabras de los protagonistas. Ibai Armentia

No hubo ni un solo centímetro de terreno sin rellenar por la afición. Todos los lugares estuvieron copados y los futbolistas miraban anonadados a los márgenes de una ría que cada día luce más bonita y ansiaba ver de nuevo la comitiva rojiblanca. Es impresionante cómo un sentimiento y una seña de identidad como la del Athletic puede unir tanto y generar esta sensación de vínculo tan bestial como la vivida ayer. Todos juntos, un equipo, unos colores.

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No hay en ninguna parte del planeta una cosa igual. Podrán ganar más títulos y ser más poderosos, pero nunca van a tener una afición tan orgullosa de los suyos. Siempre hay momentos de duda, por supuesto, muchos. De ahí a tirar la toalla va un abismo. Después del triunfo de La Cartuja el marcador de la pasión se ha activado a modo superlativo y ahora en Bizkaia y, por supuesto allá donde hay un aficionado del Athletic, la fidelización alcanza cotas máximas, que gozada.

La gabarra nos ha vuelto a emocionar y de ahora en adelante queremos verla más veces. Somos conscientes de la dificultad, no en vano, han pasado cuarenta años, una barbaridad, eso sí, nunca hemos dejado de creer. Ahora miramos al futuro con más optimismo si cabe y lo mejor de todo, muy felices por lo vivido. Esto ha sido un regalo y solo queda agradecer a quienes nos lo han proporcionado. Eskerrik asko, Athletic; eskerrik asko, equipo. Beti zuekin, leones. Aupa, Athletic.