Vivir la gabarra es algo histórico, pero hacerlo desde la ría es algo único. Trascendental. De esas cosas que te cambian la vida. Eso que todo el mundo sueña con hacer pero que muy pocos pueden. Solo los auténticos privilegiados. Así se debieron sentir al menos los pasajeros de las 160 embarcaciones que acompañaron al barco del Athletic durante las más de siete millas de travesía que este jueves han unido al Club Marítimo El Abra con el Ayuntamiento de Bilbao. Fueron apenas 13,5 kilómetros de recorrido, pero sin duda serán los más intensos y emocionantes de sus vidas. Porque no todos los días más de un millón de personas te abren un camino obligado desde los márgenes y jalean a tu paso. Ni lanzan fuegos artificiales, ni prenden bengalas al verte llegar. Desde la ría pudo verse cómo los tejados se convirtieron en salones improvisados desde los que ver a los leones, que los montes más lejanos eran las terrazas de quienes no se atrevieron a llegar a la capital y que cualquier balcón, por minúsculo que fuera, podía albergar a tu familia, a tu cuadrilla e incluso a quienes te caen mal.

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Las imágenes de Bilbao, a vista de pájaro, esperando a la gabarra Ibai Armentia

Desde la ría se vio cómo los prácticos de Bizkaia son expertos en tetris, por eso de colocar y ordenar 160 barcos ansiosos por avanzar. Cómo las traineras se juntaron sobre el agua para remar unas frente a otras, pero sin competir porque en esta ocasión todas iban a ganar. Desde la ría se vio cómo los campeones de 1984, los que hasta el pasado sábado eran los últimos leones en levantar un título, celebraron la nueva Copa como si fuera suya. Porque realmente la 25 también era suya. Y de todos nosotros. Ahí abajo también se palpó el sentimiento con el que los jugadores, desde la gabarra, rindieron homenaje a los caídos, a los que ya no están para celebrar, justo a los pies de San Mamés. Justo a la orilla del templo. Finalmente, desde la ría se vio cómo los jugadores se sintieron parte de una cuadrilla de más de un millón de personas. Porque este jueves, desde el barco de San Miguel, pudo comprobarse que soñar es gratis, pero solo para aquellos que se atreven a hacer esos sueños realidad.

Así ha sido el paso de la gabarra por San Mamés

Así ha sido el paso de la gabarra por San Mamés DEIA