El verbo que se conjuga estos días en Bilbao en futuro compuesto alrededor del Athletic es “Soñar”; sí, el mismo mensaje que reza en el mural de Olabeaga, a pocos metros de San Mamés, obra del artista urbano madrileño SpY. Es una metáfora que encaja a las mil maravillas con la actual situación del Athletic que hoy vive su bien ganado descanso tras un año inolvidable que se acaba justo así, con un sueño en el horizonte. En El Sadar, tras la enésima victoria rojiblanca, la afición athleticzale arrancó con un canto largo tiempo esperado: “A por la Liga, oe; a por la Liga, oe...” Y si los fríos números son más estrictos que los calientes corazones tampoco estaría de más las comparaciones en la clasificación. Primer jarro de agua fría: el Athletic sumaba dos puntos más a estas alturas el pasado año, dato templado si se juzga que estaba a 10 puntos de la cabeza. Hoy se encuentra, a la mitad, a cinco. Un puñado de atrevidos recuerdan que el último año que los leones llegaron a la Champions a estas alturas del campeonato llevaban los mismos puntos que hoy, tres goles más metidos y cuatro más encajados. Lo están calcando, dirán los muy osados.
Miremos, sin embargo, a la última liga conquistada, palabra de Dios que ahora ya se pronuncia. A estas alturas el Athletic había perdido un partido menos que hoy y ganado uno más. Había empatado 6 veces ambos, habían marcado los mismos goles, 29 y encajado uno más, 18 en 1984, que los 17 este año. Soñar, claro que soñar. Incluso los números invitan a ello. Ese es el derecho bien ganado por un Athletic forjado en fuego, como bien expresa el vídeo que el club ha regalado a la afición a través de la web oficial, una afición que ya ha comenzado a seguirlos en su ambición. Vais a necesitar, leones, audacia, fuerza, ilusión y suerte, es cierto. No os volváis, leones, para mirar hacia atrás ni por curiosidad, no sea que os ocurra como a la mujer de Lot. Pero sabed que si fueron unos cientos en Iruñea, es cierto, quienes lo gritaron, eufóricos, somos unos miles, en el mundo entero, quienes nos atrevemos a sumergirnos en ese sueño. ¡Emon, emon, Athletic! Y siempre la vista al frente...
En las cortes del reino no os miran aún con miedo sino con curiosidad. Mejor. Que no intuyan por dónde viene esa marea cantábrica, la misma que nos trajo el fútbol a los muelles de Bilbao a bordo de navíos británicos y con el pelotón, la pasión. No os ven, no os quieren ver aún como peligrosos. Que no lo hagan, que piensen que sois, una vez, los once aldeanos de siempre. Pensad en cada partido como si fuese el último de vuestras vidas. Así se hace, así debéis hacerlo. Venga, Athletic, el cuchillo entre los dientes y hasta donde se llegue. Que será lejos, de eso estamos seguros.