El Amorebieta cerró la liga del grupo I de Primera RFEF con la victoria en Urritxe ante el Lugo por la mínima (1-0) gracias al solitario tanto de Álvaro Marín, jugador cedido por el Athletic y que retorna, por tanto, a la disciplina rojiblanca. Se trató de un cierre amable después de una temporada traumática en la que se consumó el descenso, el segundo de manera consecutiva, a Segunda RFEF con su derrota en el derbi de Lasesarre frente al Barakaldo a falta de tres jornadas para la conclusión. El colectivo azul asumió el golpe que se veía venir y, así y todo, no se dejó llevar en lo que restaba de competición para firmar tres triunfos consecutivos que servían para darse una pequeña alegría y asear sus números. El duelo frente al Lugo, que pese a la derrota certificó la permanencia en la categoría, suponía también la despedida del equipo zornotzarra de la inmensa mayoría de futbolistas y se entendía también el propio Natxo González, el entrenador, quien en sus propias declaraciones en la rueda posterior a ese último dejó caer que ponía fin a su etapa en el banquillo vizcaino: “Para mí es un día triste. Esto se ha acabado... Siento mucho no haber podido lograr el objetivo por el que se me trajo. Dar las gracias a Urritxe, a la afición, gracias a los que confiaron en mí en su momento. Gracias por el respeto, por el trato, a la Junta, a la dirección deportiva, al staff... El camino ha sido bonito en el día a día, que es con lo que me quedo”.
Palabras que sonaban a un marcado adiós de un técnico que recaló en Urritxe el pasado 6 de noviembre tras la disputa de la undécima jornada como recambio de Julen Guerrero, aunque en medio el Amorebieta jugó un partido de Copa y de liga con Gorka Moreno, entrenador del filial, en el banquillo. Sin embargo, la Junta Directiva y Jabi Luaces, el director deportivo y que continuará una temporada más en el cargo, apuestan por la continuidad de Natxo González (Gasteiz, 29 de julio de 1966) en el banquillo pese a no haber evitado el descenso en plena conmemoración del centenario de la entidad, ya que valoran su trabajo, su alto conocimiento y sus prestaciones, que las consideran positivas aunque no hayan acompañado los resultados en partidos puntuales y que, a la postre, han sido determinantes en el desenlace fatal de un conjunto que considera que, por juego, ha merecido mucho más de lo que ha cosechado, consciente, eso sí, de que la liga pone a cada uno en su sitio y de que a los azules, que hace poco menos de un año disputaron su último encuentro en LaLiga Hypermotion y que han caído a la cuarta categoría estatal, les ha penalizado especialmente su debilidad defensiva.
El club presidido por Jon Larrea, que también tendrá que reformular su presupuesto a causa del descenso y que se reducirá ostensiblemente de los más de dos millones de euros que ha gestionado este ejercicio, pone en valor la experiencia del gasteiztarra, un entrenador que presume de un currículo notable en su larga trayectoria en los banquillos, que arrancó en el Ariznabarra de su Gasteiz natal. No en vano, Natxo González colecciona varios éxitos como entrenador, ya que logró el ascenso a Segunda División B del filial del Alavés (2009) y posteriormente del Reus (2004) y Sant Andreu (2008), con el que se quedó a las puertas de ascender a la actual LaLiga Hypermotion en dos intentos. Volvió al Alavés, al que ascendió a la categoría de plata en 2013, donde se estrenó con los babazorros, regresó después al Reus, al que ascendió por primera vez en su historia a Segunda División (2016), para después dirigir al Zaragoza, al que clasificó al play-off de ascenso a Primera División. Dirigió posteriormente al Deportivo La Coruña, al Tondela portugués, al Bolívar , al Málaga y a la UD Logroñés antes de comprometerse con el Amorebieta, que confía en una respuesta positiva del gasteiztarra para liderar un proyecto enfocado a retornar a Primera RFEF.
Seis canteranos han debutado con el primer equipo
Jabier Luaces tiene mucho trabajo por delante como director deportivo en el objetivo de confeccionar una plantilla con garantías para competir por lo máximo la próxima temporada en Segunda RFEF, categoría nueva para la entidad zornotzarra, y optar así al retorno a Primera RFEF. Los movimientos en este sentido apenas han comenzado, pero uno de los frentes se detecta en el futuro de ciertos jugadores del Amorebieta B, que semanas atrás materializó el ascenso a la División de Honor vizcaina un año después de haber ascendido a la Regional Preferente. Un filial en el que seis de sus jugadores han debutado esta campaña en Primera RFEF con el primer equipo, con la salvedad de que uno de ellos, el defensa Aitor Intxausti, ya se había estrenado con los mayores en 2021 en la visita al Calahorra, entonces en Segunda División B. Intxausti redebutó el pasado sábado ante el Lugo y anteriormente dieron el salto el también defensa Abderrhim Issakhai y los delanteros Iker Rekagorri, que ha participado en siete partidos y en los que ha anotado un gol; Peru Candaudap, con la curiosidad que lo ha hecho en dos ocasiones a sus 16 años y desde el equipo cadete; Jon Azkuna, en dos partidos; y Unax Benito, en uno.