se sea monárquico o republicano, en cuestiones musicales no hay debate: los 80 fueron la década de Prince, en competencia directa con Michael Jackson, Madonna y Springsteen. Años de gloria de un pequeño gran músico, controvertido, rebelde, avanzado, aglutinador de estilos e icono sexual. 1999 (Warner), su disco de 1982 y con el que logró llegar al público blanco, se ha reeditado en varios formatos, incluido uno de lujo con hasta 35 grabaciones inéditas.

Prince Rogers Nelson, nacido en Mineápolis (Minnesota), el 7 de junio de 1958, grabó en los 80 varios discos que le convirtieron en uno de los grandes nombres de la música del siglo XX. Fallecido el 21 de abril de 2016, como sucede con otros músicos, como su reverenciado Jimi Hendrix, tras su muerte se está recuperando su legado con reediciones de su discografía, repletas de temas inéditos, versiones desconocidas, maquetas y grabaciones en vivo.

1999, su quinto álbum, es uno de sus grandes trabajos. Editado el 27 de octubre de 1982, logró que Prince, de 24 años, fuera conocido por el gran público tras tres discos dirigidos a la población de color. Venía de publicar Controversy, con canciones de funk sexual explícito, como Sexuality, repleta de jadeos y falsetes, pero contentó también a los oyentes del pop, mayoritariamente blancos, con un repertorio de 11 canciones en las que logró aunar las influencias que habían alimentado su carrera: el rock y el pop blanco y el funk y el soul de la comunidad negra.

1999 es un disco doble que conforma, quizás, la obra maestra de Prince junto a Sign of the times (1987), trabajo posterior a su cumbre comercial, Purple rain. Según reconoció, su buscó escribir un álbum doble, pero su creatividad le llevó a ello. Solía llevar la explicación a su terreno y comparar la inspiración con "una chica que entra por la puerta; no sabes cómo va a ser, pero de repente está ahí".

Fiesta y crítica El hedonismo se imponía a la conciencia y la crítica en la canción que daba título al disco, un funk lúbrico y futurista de gran falsete, voces dobladas y teclados ochenteros. Prince lograba convertir en una fiesta un contexto social y político que en su país y, por consiguiente, en todo el mundo, estaba regido por la presidencia de Ronald Reagan y por la lacra del imparable sida. Si a ello se le une el temor por el final del milenio, le quedó una letra entre apocalíptica y resignada que se resumiría en algo así como bailemos y amémonos hasta que el mundo explote.

El disco, que vendió 5 millones de copias, convirtió a su autor en el primer artista negro en tener sus vídeos en alta rotación en cadena MTV gracias a singles como Little red Corvette, donde las guitarras eléctricas cortan el aire entre ráfagas de pop irrefutable. Como dijo Bowie en su día, los 80 le pertenecieron a Prince; y fue gracias a gemas como esta, donde también se advertía su pasión por el funk de James Brown, la nuevaolera en sus teclados Delirious o la electrónica Let's pretend we're married.

Un deportivo rojo, una chica y sábado por la noche... Adivina de qué hablaba la canción. El de 1999 es un repertorio sobre historias de deseo sexual imparable y noches de juergas inagotables, aunque también había espacio para reflexionar y criticar a los políticos de la época que defendían la guerra, como hacía en Lady cab driver. Al final, en la canción reconoce que, a pesar de todos sus males, "esta galaxia es mejor que no tener un lugar a donde ir".

Inéditos 1999, grabado junto a su grupo de entonces, The Revolution, que incluía a Jesse Johnson y a la cantante Vanity, se reedita con el sonido remasterizado y en varios formatos que incluyen decenas de temas inéditos que muestran el intenso y prolífico momento que vivió su autor en los 80. El más modesto es un doble CD con el álbum original y otro con 18 rarezas y temas inéditos. Incluye caras B, la edición de los singles de 7 pulgadas, mezclas para maxi-singles y versiones de promoción.

La de lujo supone la inmersión más profunda en el baúl de Prince realizada hasta la fecha, e incluye 65 canciones en 5 CDs y 10 vinilos. Ofrece todo el material que publicó de manera oficial alrededor de 1982, así como 23 canciones inéditas grabadas entre noviembre de 1981 y enero de 1983, dos conciertos, un libro con letras escritas a mano por Prince, fotos prácticamente inéditas y textos del crítico David Fricke y del miembro de Guns n´Roses Duff McKagan. Él es solo parte de la dispar legión de fans del músico, cuya música ha influido ya a varias generaciones, desde los raperos de las dos últimas décadas, a estrellas actuales como Michael Kiwanuka, Timbaland, Pharrell Williams, Kelis o Janelle Monae.