El Mago Sun tenía el plan perfecto para huir de la chicharra que sofocó ayer a todo bicho viviente: meterse en un tanque con 500 litros de agua. Eso sí, encadenado, inmovilizado y con solo tres minutos para volver a respirar. Los magos no se tiran a la piscina como el resto de los mortales. Va contra el oficio.
Iñaki Pérez de Galarreta, que es el nombre de Sun cuando no se dedica a hacer desaparecer objetos y personas, nos contó que presentaba ayer en Leioa “un espectáculo de grandes ilusiones, en el que realizamos números impactantes muy cerquita del público; los números que grandes magos como Houdini hacían en su momento, aunque los hemos actualizado para que sigan siendo igual de potentes para el público de hoy en día”.
Sun hablaba en plural porque trabaja a dúo con la también vecina de Gasteiz Rosángela Pérez Estrada. Aparentemente se llevan bien, aunque lo primero que hizo Sun fue atravesar con una docena de bastones afilados una caja de cartón en la que se había metido Rosángela. La artista salió indemne y de un saltito de esos que solo saben dar los magos y sus ayudantes. Lo suelen subrayar con un “Eheee”. El público aplaudió con ganas.
Para cuando comenzó el show se habían reunido en la grada del auditorio Aldapa unas 150 personas, que fueron a más. Se trataba en su mayoría de familias con peques. Se notaba que aquél era el mago de la serie interactiva de Disney Channel, Club Houdini.
“Me gusta mucho la cercanía porque existe la posibilidad de aproximar esta magia tan grande a la gente para que la pueda sentir; muchas veces, al ver la tele pueden surgir dudas sobre efectos de cámara y cosas así. Lo de hoy es directo total, lo disfruto mucho y trato de transmitir ese disfrute al público”, nos explicaba Sun antes del inicio.
Las hermanas María Jesús, Araceli y Chelo Oña fueron de las primeras en acercarse al auditorio Aldapa. Les parecía buena idea para celebrar las fiestas. María Jesús, fan del ilusionismo, apuntó que “la magia nos conecta con nuestra alma de niñas”.
A Julen y Ander, que se refrescaban con sendos flash helados, no les hacía falta conectar con esa alma. Les acompañaban Saioa Rodríguez y Aitor Onaindia. Enara se sentó entre Ricardo de la Fuente y Fátima Gonçalves. Familias.
Al propio Iñaki Pérez de Galarreta el encanto del ilusionismo le atrapó siendo casi un niño. “Me cautivó a los trece años; me impresionó y, a la vez, sentía mucha curiosidad por saber cómo podían suceder aquellas cosas tan extraordinarias, dónde radicaba el entresijo”, recordó.
Y no por puro interés de conocer. Si no por “el gusto de transmitir esa intriga, esa sensación de misterio a los demás”. Así que se puso a “estudiar este arte del principio al final”.
Pudieron disfrutar de todo lo aprendido por el Mago Sun, Sheila Romero y Roberto Domínguez, que fueron con Oihan, Haizea y Unax. Así como Javier y Puri García, Koldo Bilbao, María Sáenz, Lander Ruiz o Ana López.
“Realizamos números emotivos, impactantes, de sorpresa, de humor, de risa, pero sobre todo, quizá al que más cariño le tengo, es el del escape del tanque de agua”, resumió Sun.
Esto fue a suceder en un paraje singular. Un auditorio al aire libre en el lateral de la loma que forma el parque Aldapa, repleto de árboles y jardines. En su parte superior queda una pérgola de ladrillo cubierta por una enredadera exuberante.
El escenario se ubica bajo una cubierta de metal, aparentemente nueva, sostenida por vigas de acero y bien equipada para albergar espectáculos. A un lado, un mágico laberinto pintado en el suelo. Y más allá, una portería dibujada en la tapia. Puro ilusionismo. Faltó poco para que del agua tuviera que terminar huyendo todo el personal. La lluvia que se adivinaba era de verdad. l