Los viaductos de Bolintxu, que unen los túneles de Arnotegi y Seberetxe de la Supersur, han recibido un nuevo reconocimiento internacional. En esta ocasión, ha sido la Asociación Internacional de Ingeniería de Puentes y Estructuras la que ha premiado los puentes por su complejidad e ingenio, como un ejemplo de innovación, integración medioambiental y procedimiento constructivo respetuoso.
La portavoz foral, Leixuri Arrizabalaga, ha dado a conocer este jueves que Interbiak recibió este premio el pasado mes de noviembre en Zurich, en el marco de la gala de la asociación, de carácter científico y técnico está formada por miembros de un centenar de países y 58 grupos nacionales en todo el mundo. Se trata de una organización sin fines de lucro fundada en 1929, con sede en esa ciudad suiza.
Según ha explicado, el jurado de la asociación ha valorado especialmente "la complejidad técnica y el enfoque innovador" de la estructura, "destacando su integración medioambiental y los procedimientos constructivos respetuoso con el valle protegido donde se ubican". Asimismo, ha reconocido el uso de materiales como el acero, resistente a la intemperie y con una alta resistencia a la corrosión, "que hace que la estructura sea más duradera y sostenible, al reducir los costes de mantenimiento".
La segunda fase de la Supersur, de 4,2 kilómetros entre Arrigorriaga y Miribilla, discurre casi en su totalidad por dos túneles -uno en cada sentido con dos carriles cada uno- excepto el paso por encima del pequeño valle del Bolintxu que salva con un viaducto gemelo. El cauce del arroyo que fluye por debajo, a 42 metros de profundidad, y el bosque con gran riqueza vegetal y de fauna que lo rodea salieron prácticamente indemnes de una obra de infraestructura cuestionada por los ecologistas desde que se proyectó. El proyecto ha sido calificado por personas expertas como un reto de ingeniería excepcional.
Maniobra espectacular
La Diputación fue exquisita medioambientalmente hablando en el diseño del puente, planteando un paso compuesto por dos grandes vigas paralelas apoyadas sobre arcos metálicos que carece de pilares en el valle y se asienta en las inmediaciones de las bocas de los túneles que conecta, los de Arnotegi y Seberetxe. El tendido se efectuó, además, con una fórmula muy poco usada y de gran espectacularidad: el abatimiento sobre el valle de las piezas metálicas previamente construidas y su posterior conexión literalmente en el aire.
Se trata del segundo reconocimiento internacional para los viaductos, ya que el pasado mes de junio recibieron la prestigiosa medalla Gustav Lindenthal en el marco del Congreso Internacional de Puentes celebrado en Estados Unidos. Este premio a la innovación reconoció su diseño y construcción.