El objetivo marcado por el Ayuntamiento de Bilbao de cara a la modernización de su parque inmobiliario es ambicioso: para 2036 confía en poder alinearse con el Pacto Social de Vivienda y contribuir a alcanzar un tercio de las viviendas de la ciudad. No es un trabajo que se vaya a abordar de la noche a la mañana. De hecho, la sociedad municipal Surbisa lleva las últimas cuatro décadas volcada en ello, de ahí que haya gestionado ya la regeneración del 22% de los edificios totales de la villa. “Hay que tener en cuenta que tenemos un parque edificatorio muy antiguo, con más de 50 años de media. El trabajo es grande y hace falta mucho dinero”, aseguró ayer Jon Bilbao, concejal de Regeneración Urbana, quien apuntó a otros retos de futuro, como la transición a edificios de cero emisiones o la renaturalización de espacios.
Según recordó el edil, Surbisa nació en 1985 a raíz de las inundaciones que habían tenido lugar dos años antes en la ciudad. Desde su creación, esta sociedad municipal ha incentivado con su apoyo, gestión y colaboración actuaciones de rehabilitación privada en edificios, viviendas y locales comerciales que han ascendido a casi 318 millones de euros. De esta cantidad, alrededor de 87,8 millones de euros provienen de ayudas económicas gestionadas por Surbisa. Asimismo, como recordó, de ellas, 54 millones corresponden a fondos propios y el resto a ayudas del Gobierno vasco, que se gestionan a través de la sociedad como ventanilla única. En ese sentido, el concejal reconoció que pese a que las ayudas del Departamento de Planificación Territorial llegan con algo de retraso, desde la sociedad municipal se gestionan “en dos o tres meses” tras la finalización de las obras, pese a que la tramitación de toda la documentación que presentan las comunidades requiere un tiempo.
A su vez, el concejal afirmó que gestionan el presupuesto municipal a través de las ayudas y también lo que viene del Gobierno vasco, o del Estado o de los Next Generation Europa. “Para que eso pueda llevarse a cabo hace falta dinero, porque por mucha subvención que ha habido, y esperamos que siga habiendo, hay que adelantar el dinero y hay más gente de la que parece a la que no le llega. Hay que tener generosidad entre todos, empezando por el resto de vecinos”, aseveró Jon Bilbao, quien repuso que, en ese sentido, el trabajo que se hace desde Surbisa es “importante” para “intentar que las cosas salgan”. Por este motivo, señaló que su “empeño” es que siga habiendo ayudas y si se puede “multiplicar por dos el presupuesto, mucho mejor”.
2.552 EDIFICIOS
En concreto, en estos 40 años se ha gestionado la rehabilitación de 2.552 edificios, 18.051 viviendas, de las que se han beneficiado 58.697 personas residentes, y ha estado presente en la mayoría de los distritos de la ciudad. En palabras de Jon Bilbao, “en sus 40 años de historia, Surbisa ha tenido como objetivo la rehabilitación integral y sostenible de barrios y zonas con problemas urbanos y situación socioeconómica vulnerable, y se ha convertido en toda una referencia por fomentar y apoyar las obras privadas en edificios, viviendas y locales, en los que la mejora de la habitabilidad, de la accesibilidad y de la eficiencia energética son su seña de identidad”.
Jon Bilbao tiene claro cuál es la filosofía de Surbisa: “Regenerar es redistribuir, es coser la ciudad con justicia social”. Con ese objetivo comenzó la sociedad su la rehabilitación integral del Casco Viejo en 1983. En los años posteriores, el ámbito de actuación de la sociedad municipal se fue extendiendo a otras zonas: en 1994 se amplió a Bilbao La Vieja, y en el año 2002 al Barrio Ferroviarios. Fue en 2005 cuando Surbisa comenzó a actuar en más zonas de la ciudad: Artatzu Bekoa (2005), Otxarkoaga (2008), Zorrotzaurre (2009), Barrio de La Cruz y Grupo General Salazar (2010), Olabeaga (2013), Irala (2015), Zazpilanda (2016), Uretamendi y Uribarri (2023). “Surbisa llega a toda la ciudad para temas de accesibilidad, pero hay zonas prioritarias. Tenemos indicadores para conocer cuáles son las zonas prioritarias”, indicó Bilbao.
OPENGELA
En esa línea, expuso que Uretamendi y Uribarri ya cuentan con una Opengela, una oficina de barrio a la que se puede acudir para consultar ayudas y actuaciones de reforma de viviendas en términos de accesibilidad, habitabilidad o eficiencia energética. “También vamos a incluir Uribarri, donde vamos a abrir una Opengela ya, porque también la solicitamos al Gobierno vasco y se nos concedió”, señaló. En esa línea, afirmó que se está trabajando para que Peñascal se declare como zona degradada “para poder trabajar con más ahínco”.
Según recordó, aunque el barrio ubicado en una de las laderas de la ciudad es objeto de un plan especial de vivienda del Gobierno vasco y el Ayuntamiento, que van a construir vivienda nueva, quedan vecinos a los que no se les va a derribar la casa, “las que están en mejor estado y tienen menos problema de accesibilidad, pero que no dejan de necesitar ayuda”. Asimismo, aseveró que “aunque la piedra angular es la rehabilitación de los edificios y las viviendas”, Jon Bilbao apunta que “el trabajo es mayor, ya que se asesora, acompaña y se hace un trabajo social, también para intentar mediar en conflictos en comunidades o hacer que sean viables”.