Hace un año, el Bilbao Basket logró ante el Legia Varsovia la mayor remontada en la historia de la FIBA Europe Cup: 19 puntos. Hace dos días, igualó ese registro ante el Dijon, pero lo mejoró en cuanto a la forma ya que todo se condensó en cinco minutos y unos pocos segundos que pasarán a la historia del club. Ese parcial de 28-2 que tumbó a los franceses forma ya parte de esos momentos que llevaron el éxtasis al Bilbao Arena por mezclar emoción, tensión y trascendencia y que se guardan para siempre en la memoria de los aficionados. Desde que el recinto de Miribilla se estrenó en la temporada 2010-11 ya han sido unos cuantos hitos que lo han hecho temblar y estallar de júbilo.

Hervelle, a aro pasado

Precisamente, el primero de ellos se produjo en esa misma temporada en la que el Bilbao Basket alcanzó su primera final de la Liga ACB. Llegó el Real Madrid al cuarto partido con ganas de alargar la semifinal y forzar el quinto. La velada discurrió con pequeños tirones de unos y otros en el marcador y máxima expectación, con jugadas al límite, hasta que Axel Hervelle, con un aro pasado, puso el 76-72 a 28 segundos del final y llevó el delirio a una grada poco acostumbrada a alegrías de ese calibre.

Raúl, desde el lateral 

En el curso siguiente, el Bilbao Basket debutó en la Euroliga y tras un recorrido inesperado alcanzó la quinta jornada del Last 16 con la necesidad de ganar al Montepaschi Siena para mantener opciones de llegar a cuartos de final. Tras un partido trabadísimo, jugado a la italiana y un marcador exiguo, Raül López, ídolo de muchos de los que estaban aquel día en Miribilla, puso el 60-59 definitivo casi sobre la bocina con un difícil lanzamiento desde la esquina corta para que el equipo bilbaíno pudiera llegar a la última jornada en Málaga dependiendo de sí mismo.

El partido ante el CSKA

Ya en cuartos de final, los vizcainos se midieron al CSKA Moscú. Tras dos cómodas victorias en su cancha, el conjunto ruso llegó al tercer encuentro con cierto aire de superioridad y la confianza en liquidar la serie a la primera.

No fue una jugada concreta, todo el partido se vivió en un pabellón abarrotado con una electricidad en el ambiente que hizo saltar chispas en cada acción, una pasión desbordada en la grada y una determinación en la pista, a partir de un parcial de 12-0 en el primer cuarto, que hicieron hincar la rodilla a una plantilla sideral, obligada a cancelar su vuelo de vuelta a Moscú y prolongar dos días más su estancia en Bilbao.

El triple del ascenso

El Bilbao Basket estaba en la LEB en la campaña 2018-19 y con la presión de querer ascender de nuevo se plantó en el decisivo partido ante el Palma. La Final Four había vuelto a llenar el Bilbao Arena, la ilusión había vuelto a los aficionados y el equipo no podía fallar. El partido fue de una tensión extrema, tanteo escaso y los locales nunca pudieron despegarse claramente e, incluso, llegaron a verse por detrás en el último cuarto. Con los nervios a flor de piel en la grada y en la cancha, Salgado subió el balón y se lo cedió a Thomas Schreiner, que con un triple a 16 segundos del final acabó con el sufrimiento y certificó el segundo ascenso a la Liga Endesa. Hasta anteayer, no se había vuelto a vivir un momento similar en Miribilla.

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Triunfos muy sabrosos

Ha habido otras alegrías no tan trascendentes, pero surgidas de acciones agónicas que hicieron gozar al público por la entidad de los rivales. Así, en la temporada 22-23 un triple de Nikola Rakocevic a dos segundos del final sirvió para que un Bilbao Basket limitado por las lesiones derrotara al Barça. Y la pasada campaña otro triple de Kristian Kullamae al borde de la bocina hizo caer al Baskonia tras un derbi muy disputado y celebrado, claro.