A estas alturas tempraneras de la película, con su elenco de actores aún sin conjuntar y con problemas para mostrar en escena un comportamiento coral entonado y sostenido en el tiempo, el Bilbao Basket no está para conquistar escenarios tan pomposos como el Palau Blaugrana, recinto en el que el pasado curso firmó una de sus actuaciones más ovacionadas, aquella que valió por un billete para jugar la Copa. Eran otros tiempos y ahora toca otras guerras. Y la de ayer no era un cuerpo a cuerpo en el que los de Álex Mumbrú tuvieran muchas papeletas para salir victoriosos. Nunca hay que renunciar a la campanada antes de tiempo y no está de más buscarla, pero tampoco conviene ser muy ajenos a la realidad y la del conjunto vizcaino está a años luz de la del multimillonario y potentísimo Barça, capaz de aguantar sin el más mínimo titubeo un partido de cero puntos de Nikola Mirotic. ¡Anda que no tiene jugadores para maquillar cualquier contingencia! No ocurre eso en este Bilbao Basket, que necesita para competir una versión más satisfactoria y regular de sus referentes, un nivel de solvencia en cancha que de momento no está siendo capaz de encontrar y para el que la entidad de sus rivales en este estreno competitivo tampoco ha ayudado.

En la matinal de ayer, ante un conjunto azulgrana que siempre dio la sensación de disponer de un par de marchas más en su caja de cambios, se desenvolvió con bastante aplomo durante los dos primeros cuartos, aprovechando el impulso que le dio su acierto desde la línea de 6,75. A partir de ahí, ocho minutos más caminando sobre el alambre después de que el Barcelona abriera brecha en el luminoso castigando los errores de los visitantes tanto en defensa como en ataque y, para terminar, un cuarto final duro por la gran desventaja en el marcador y la constatación de que queda mucho trabajo por realizar en la sala de máquinas de Miribilla de cara a afrontar con garantías los próximos compromisos dentro de un calendario de arranque de curso muy áspero.

Los de Mumbrú sufrieron la evidente superioridad de uno de los conjuntos mejor armados del baloncesto europeo, poseedor de un magnífico arsenal de recursos. Los vizcainos golpearon y resistieron las arremetidas del rival cuando su punto de mira desde la distancia triple enfocó con claridad el objetivo, pues colar balones en las cercanías del aro y generar ventajas en el uno contra uno resultó casi imposible ante la superioridad física del rival. Y en defensa se intentó todo, ya fuera en individual como en zona, pero el Barça supo buscar los desajustes para encontrar tiradores liberados desde la larga distancia, sobre todo Adam Hanga y Cory Higgins, o bien hacer circular la bola hasta llevarla debajo del aro en situaciones ventajosas para cualquiera de sus interiores, superiores ayer en todas las asignaciones a sus pares. En las filas vizcainas, Jaylon Brown y sus 15 puntos se quedaron demasiado solos. Los exteriores acompañaron como pudieron, pero a Ondrej Balvin le llegaron pocas bolas, Aaron Jones y Kingsley Moses aún deben entenderse mejor con los suministradores de bola y Arnoldas Kulboka acabó con un rosco en su casillero anotador. Eso el Barça se lo puede permitir con Mirotic, pero para el Bilbao Basket es como atarse la soga al cuello.

Con Brown y Jones incrustados en el quinteto inicial en lugar de los habituales Quentin Serron y Kulboka, el Bilbao Basket arrancó pleno de acierto desde la línea de 6,75, lo que permitió que suyas fueran las primeras ventajas. Los misiles lejanos de los dos estadounidenses y Jonathan Rousselle dibujaron un magnífico 5-10, pero el Barça, fallón en el arranque, no tardó en llegar al partido de la mano de Álex Abrines, Higgins y las pérdidas de balón de los hombres de negro. Así, el dibujo de la matinal cambió radicalmente con un parcial de 11-3. Los visitantes se las arreglaron para cerrar el acto inaugural solo un punto por detrás (18-17), pero sus siete pérdidas eran demasiadas porque además las distancias cortas e intermedias estaban minadas para sus intereses. Mumbrú tuvo que frenar el partido al de poco de arrancar el segundo cuarto porque el 23-17 tras canasta de Pierre Oriola y un triple de Hanga provocado por otra pérdida dificultaba el panorama. El de Tárrega y Brandon Davies empezaron a hacer mucho daño en las distancias cortas mientras en la otra canasta Balvin y Jones fallaban tiros fáciles debajo del aro y el 30-22 a cinco minutos del descanso amagó con rotura de partido. Un tres más uno de Brown y otro triple de Rousselle taponaron la vía de agua (34-33), aunque el Bilbao Basket, jugando a tirones, se quedó sin anotar en los últimos dos minutos y medio del cuarto y el Barça fabricó un pequeño colchón al descanso (39-33).

Partido roto

En la reanudación, Higgins y Hanga castigaron a base de triples un par de desconexiones defensivas de los de Mumbrú, que seguían con sus problemas para anotar, el Barça abrió una renta de dobles dígitos (50-39 en el ecuador del tercer acto) y ya no hubo vuelta atrás. El Bilbao Basket hizo la goma hasta el 54-46, pero los de Jasikevicius rompieron el partido mandando percutir a Smits sobre la defensa de Kulboka. El 65-50 a diez minutos del final dejó un cuarto final de puro trámite, con un Bilbao Basket consciente del enorme trabajo que tiene por delante.

1

Ninguno de los dos jugadores consiguió ayer inaugurar su casillero anotador. El azulgrana falló los dos tiros de campo que intentó y el lituano acabó con un cero de cinco en veinte minutos de presencia en cancha.

2

El Bilbao Basket falló demasiados tiros a un palmo del aro. Su pobre 34% de acierto en tiros de dos puntos (12 de 35) es incompatible con la victoria ante un rival como el Barça y en un escenario como el Palau.

3

El estadounidense fue el único ‘hombre de negro’ capaz de anotar en dobles dígitos. Sumó 15 puntos, pero le faltó acompañamiento para dibujar un duelo más igualado.