Cuesta mucho imaginar cómo un equipo que llega al descanso mandando en el juego, que ha sido capaz de imponer su ley en el campo durante los primeros 45 minutos, aunque con ciertas dificultades para generar peligro ante la portería rival, que viene a ser la tónica habitual de la presente temporada, puede diluirse cual azucarillo en solo diez minutos tras la reanudación del partido. Eso es lo que le sucedió al Athletic en su visita al Celta. Después de una primera parte jugada de manera muy seria, con una clara progresión positiva, el conjunto rojiblanco pagó muy cara su desconexión nada más volver de vestuarios. Los leones recibieron dos goles en solo diez minutos, en los que su rival gozó además de otra clarísima ocasión de gol, que acabó, para colmo, con la lesión de Yuri Berchiche. Demasiados contratiempos en muy poco tiempo.
Ernesto Valverde, que es poco amigo de mover el banquillo al descanso, apostó en esta ocasión por realizar dos sustituciones de cara a la segunda mitad. Sentó a Oihan Sancet, desaparecido, y a Alex Berenguer, sin duda el jugador más activo del equipo en ataque, para dar entrada a Iñaki Williams, quien reapareció casi dos meses después, y al joven Selton Sánchez. Explicó el técnico que su objetivo era “reactivar” lo que se estaba haciendo, generar ocasiones más claras y darle un poco más de velocidad al juego del equipo cerca de la portería del Celta. Pero las buenas intenciones se quedaron solo en eso.
Es difícil medir el impacto que tuvieron los cambios, pues en un abrir y cerrar de ojos, fruto de varios desajustes defensivos, los vigueses tomaron una ventaja en el marcador que resultaría insalvable. A la falta de intensidad del primer tanto celtiña le siguió un fallo de bulto de Dani Vivian, que no termina de brillar al nivel de las temporadas pasadas. El gasteiztarra será titular en Copa, pero no jugará el próximo lunes contra el Espanyol en la cita que cerrará el 2025, pues vio la quinta amarilla en liga y tendrá que cumplir sanción. A decir verdad, la acción en la que fue amonestado es difícil de entender salvo por la frustración del momento.
Otro quebradero de cabeza más para Valverde, como si no tuviera pocos. Sin Laporte, Vivian y muy probablemente Yuri como parche para la posición de central, el técnico tendrá que reinventar a Iñigo Lekue o apostar por el joven Iker Monreal, que ya ha ido convocado en tres ocasiones con el primer equipo, sin que haya debutado.
Ya habrá tiempo de hablar de la cita ante el Ourense y su incalificable alcalde, también de la visita del Espanyol a San Mamés. Lo que toca ahora es hacer de nueva una reflexión en clave interna. Encontrar los argumentos que expliquen cómo se puede venir abajo tan fácil el Athletic. Que lo provoque un rival de la talla del PSG entra dentro de toda lógica, pero que lo hagan la Real Sociedad y el Celta da qué pensar.
Con todo, el Athletic tuvo la oportunidad de meterse en el partido, pero cuando la cosa está de que no... Nico Williams falló un penalti forzado por su hermano y que lanzó de forma muy deficiente cuando por delante quedaba media hora; y dentro ya de los diez minutos finales, Urko Izeta, que cada día queda más claro que no es del agrado del técnico, estrelló un balón en el palo.
En esa acción se acabó el partido para el Athletic, que sumó su octava derrota liguera del curso, dos más que el año pasado en la misma competición cuando no se ha alcanzado aún el ecuador de la misma, y que es incapaz de encadenar victorias desde que lo hiciera en el mes de agosto. Entonces fueron tres seguidas, pero desde entonces su mejor racha ha sido de tres partidos sin perder. Lo de ayer fue una desconexión de un coste elevado, un borrón cuando se vislumbraban brotes verdes. Urge encontrar la regularidad perdida.
La cifra
5
Dani Vivian vio ayer, en el partido ante el Celta, la quinta cartulina amarilla de la temporada en liga y no podrá acabar el año 2025 jugando, pues tendrá que cumplir un partido de sanción. Así las cosas, el central gasteiztarra no podrá ser de la partida en el partido del próximo lunes contra el Espanyol.
