Los paréntesis del calendario liguero suelen ser espacio de tranquilidad, recogimiento, trabajo rutinario y ofrecen además un margen para recuperar lesionados. Este que finaliza hoy mismo ha resultado excepcional para el Athletic como reflejaría la magnitud de su constante presencia en el ámbito informativo. Una coyuntura sin precedentes que ha girado básicamente en torno a la figura de Aymeric Laporte, que viene, que no y que finalmente ya está aquí. Pero no solo, pues se conoció la sanción impuesta a Yeray y su discutible rigor, así como la versión de los hechos y opiniones del afectado, sin olvidar la confirmación de dos lesiones de incierta gravedad que afectan a Nico Williams y Beñat Prados.
Cabría apuntar que no ha faltado de nada en estos quince días, nadie podrá decir que se ha aburrido esperando la vuelta de la competición. Pese a la sucesión de sobresaltos, la espera ha durado un suspiro y sin embargo da la sensación de que el gran registro obtenido al cabo de las tres primeras jornadas queda muy lejano. Ese pleno de victorias sobre Sevilla, Rayo y Betis, aparte de suponer un valioso refuerzo anímico, sirvió para refrendar el potencial del equipo. Vino a confirmar su capacidad para resolver sudando la gota gorda y, sobre todo, sin jugar demasiado bien, privilegio de los mejores. Dar continuidad a la dinámica pasa por deshacerse esta tarde del Alavés, visitante muy amable según reza la estadística que asegura acudirá a San Mamés con el deseo de proponer y generar peligro, no solo enfocado a defender su área.
Así se manifiesta Eduardo Coudet. Convencido de poseer argumentos para cambiar el perfil babazorro de los últimos años con el aporte de las múltiples contrataciones del verano. Ernesto Valverde dio a entender que ha captado la intención de su colega El Chacho en el repaso de las actuaciones de un conjunto que, eso sí, garantiza tesón y agresividad. En su único comentario relacionado con el derbi, a lo anterior añadió que desde luego sus hombres no podrán quejarse de los alicientes que tienen ante sí para desplegar su plan de asalto. Deslizó algo como: qué más pueden querer que enlazar un cuarto éxito y celebrarlo con la afición.
A este par de reflexiones de manual se redujo el análisis prepartido del técnico. La razón, obvia: el grueso de la rueda de prensa giró en torno a Laporte, aunque también hubo espacio para, de refilón, tocar el tema de Yeray y de la sanción de cuatro encuentros que pesa sobre el propio Valverde. Dejó claro cuánto le disgustaba seguir el juego desde la grada, del obstáculo que para su labor implica tanta distancia física respecto a sus jugadores.
Así todo, dispondrá de tiempo suficiente para transmitir aquello que le interesa, especialmente antes de que la pelota empiece a rodar, pero no solo. A su favor que se tratará de aspectos muy concretos, sean consignas o correcciones, porque el Athletic se mueve en unos parámetros muy trillados. Hay días que se tuercen y rivales que sacan chispas de cualquier concesión, por mínima que sea, pero la función garantiza revoluciones elevadas y mucho roce, algo que en absoluto amedrenta a los rojiblancos. Más bien al contrario, de modo que lo único que necesitarán es inspiración para rentabilizar su mayor calidad.
El bloque de salida variará poco, Galarreta regresa tras ausentarse en La Cartuja y toma el lugar del lesionado Prados; sin el menor de los Williams, Berenguer ejercería de extremo y Guruzeta y Maroan optan a la plaza de ariete. El resto, los habituales. En la convocatoria anotar la novedad de Mikel Santos en vez del suspendido Padilla.