Habemus final inglesa en San Mamés. El Tottenham se une al Manchester United en el encuentro que se celebrará en La Catedral el 21 de mayo después de superar a un Bodo/Glimt que en el partido de ayer le puso más fe que fútbol. De esta forma, los Spurs echaron de la Europa League al equipo que más duelos continentales ha acumulado esta temporada, con un total de 22, puesto que no hay que olvidar que los noruegos empezaron la aventura hace diez meses, en la previa de la Liga de Campeones. Sin embargo, los del Círculo Polar Ártico se quedaron sin el partido más importante, el 23, la final; puesto que el Tottenham tiró de experiencia para hacer valer el resultado de la ida en el norte de Londres (3-1) e incluso aumentar el cómputo global con tantos de Dominic Solanke en el 63 y de Pedro Porro en el 70.
Se prevé a una final a cara perro, puesto que levantar la Europa League es la única vía que tienen tanto Manchester United como Tottenham para salvar la temporada. Y es que ambos están en posiciones bajas, bajísimas, en la Premier. De hecho, los Spurs son en estos momentos décimo sextos, así que si quieren estar en Europa la próxima campaña deben salir campeones de San Mamés. Los antecedentes no juegan a su favor, puesto que para celebrar el último trofeo que entró en sus vitrinas hay que remontarse hasta 2008. Fue entonces, hace 17 años, cuando el Tottenham ganó 2-1 al Chelsea con Juande Ramos en el banquillo y Robbie Keane y Dimitar Berbatov como estrellas sobre el césped.
Los antecedentes del Tottenham: dos finales, dos derrotas
Es más, los precedentes son pésimos para los intereses de los dirigidos por Ange Postecoglou, sobre todo teniendo el cuenta el rival que tendrá en San Mamés. Porque las dos últimas finales que han disputado los Spurs acabaron en derrota. Y las dos, precisamente, contra equipos ingleses. En la Copa de la Liga de hace cuatro años, el Manchester City les arrebató el título con un solitario gol de Aymeric Laporte. Cuando el excentral del Athletic impartía doctrina en la zaga citizen.
Y la final de Champions de 2019, esa que se celebró en el Metropolitano, cayeron derrotados por el Liverpool (0-2) después de una competición en la que el Tottenham fue pasando rondas a trompicones y gracias, sobre todo, a otro exrojiblanco: Fernando Llorente. El entonces delantero del equipo inglés, que acostumbraba a salir desde el banquillo, ejerció de revulsivo en los cuartos de final de esa edición de la Orejona para poner el balón en la escuadra de un cabezazo y mandar para casa al City de Guardiola al marcar el decisivo 4-3 en el Etihad Stadium. Y, así, hacer valer el 1-0 de la ida en aquella época en la que los goles fuera de casa valían más.
35.000 hinchas en la final de 2019
De esta forma, sobra decir que a los Spurs no se les da nada bien las finales contra compatriotas. Sobre todo porque su afición suele movilizarse menos que la del rival. Sin ir más lejos, en ese partido del Metropolitano en 2019, fueron 100.000 los turistas que se acercaron a Madrid con motivo de la Champions; pero de ellos, tan solo 35.000 fueron hinchas del Tottenham. Más o menos la cifra de seguidores que se espera que aterricen en esta ocasión en Bilbao.