El Athletic acaba de cerrar una temporada histórica, de esas que son recordadas durante años. No es para menos, pues el conjunto rojiblanco ha conquistado su vigésimo quinto título de Copa, lograda en el estadio de La Cartuja de Sevilla. Allí, en el palco de autoridades, Jon Uriarte (Bilbao, 1978), presidente del Athletic, disfrutó como un aficionado más del triunfo rojiblanco, contenido por el protocolo propio de un lugar tan selecto, pero con una enorme sonrisa. Una noche que ha quedado grabada a fuego en su memoria, en el que hasta la fecha es su mayor hito desde que hace hoy dos años, el 24 de junio de 2022, se convirtiera en el trigésimo tercer presidente en la historia del club.
Empresario de éxito en diversos campos, Uriarte, hijo de Pedro Luis Uriarte, quien fuera consejero del Gobierno vasco, arrasó en las urnas. Su triunfo fue incontestable, hasta el punto de que ganó en todas y cada una de las mesas. Poco importó que su campaña electoral fuera atípica, que durante la misma su plancha amenazara con retirarse ante supuestas amenazas de terceros o que quien estaba llamado a liderar su proyecto deportivo, Carlos Aviña, fuera descartado después de que salieran a la luz varios comentarios racistas, homófobos y machistas suyos en las redes sociales. Nada cambió el signo de unas elecciones en las que Izan Athletic, el grupo de trabajo de Jon Uriarte, presentó el mayor número de avales, lo que le otorgó un favoritismo que se confirmaría días después en las urnas: ganó con 10.979 votos (46,78%) por delante de Iñaki Arechabaleta (7.927 y un 33,91%) y Ricardo Barkala (4.262 y un 18,11%).
Dos años después de los comicios son pocas las voces discordantes con el actual proyecto. Hubo dudas, sí, especialmente tras una primera temporada en la que el equipo volvió a quedarse a las puertas de Europa por quinta temporada consecutiva tras un gris final de curso. Una historia similar a las de campañas precedentes, una especie de quiero y no puedo. El adiós de Iñigo Martínez, una salida abrupta, tampoco ayudó a calmar las aguas. Ante la más que probable salida del central, los responsables deportivos se apresuraron en renovar a Ernesto Valverde, el técnico que casi sobre la bocina, aceptó formar parte de los proyectos de Jon Uriarte y Ricardo Barkala. Como reconocería recientemente en una entrevista, Txingurri aceptó renovar tan pronto para dar estabilidad y tratar de que la de Iñigo Martínez fuera la única salida. Poco pareció importar que el equipo no terminara por cumplir con el objetivo marcado al inicio de la temporada: entrar en Europa.
Precisamente, el caso Iñigo ha sido la cuestión más delicada con la que ha tenido que lidiar el actual presidente en el plano deportivo. Claro que también ha habido otras circunstancias a las que han tenido que hacer frente. De momento, a tenor de los resultados, con acierto. Aunque les costó hasta cinco meses encontrar al director de fútbol, apostando por la figura de Mikel González, quien fichó por el Athletic como responsable de cesiones pero que a finales de noviembre de 2022 se convirtió en el máximo responsable deportivo. De su mano han llegado renovaciones de futbolistas llamados a marcar una época, como Nico Williams u Oihan Sancet, así como varias incorporaciones de nivel para reforzar la plantilla: Iñigo Ruiz de Galarreta, Andoni Gorosabel o Álvaro Djaló, por el que se han desembolsado más de 15 millones de euros, que le convierten en el tercer fichaje más caro en la historia del club.
En lo que respecta al equipo femenino, a la que le costó en exceso en la campaña 2022-23, el paso al frente del presente curso ha sido evidente, aupándose el equipo hasta la quinta posición, acompañado además de una clara apuesta por la juventud de la mano de David Aznar.
En Lezama, todo ha vuelto a su cauce después de que el Bilbao Athletic descendiera a Segunda RFEF tras una temporada para olvidar. Su regreso a la categoría de bronce ha sido el último servicio de Carlos Gurpegi al club.
Ajuste económico
Los buenos resultados deportivos de la esta última campaña son también un reflejo de las cuentas del club. La Junta Directiva se puso el objetivo de maximizar los ingresos y realizar distintos ajustes en los gastos. Se apostó por introducir distintos patrocinadores en la camiseta, que se han traducido en beneficios que han ayudado a reducir el déficit. A la espera de que se cierre el presente ejercicio este próximo domingo, se entiende que la quinta posición de liga, que lleva implícita además la clasificación para la próxima edición de la Europa League, ayudará a reducir el déficit previsto, que ascendía a 16 millones de euros.
Será en octubre cuando los socios conozcan la situación real del club, que se presupone positiva, con cierto músculo financiero gracias al buen hacer deportivo del último año, así como la positiva respuesta de los socios y aficionados en cada partido en San Mamés. Es el peso de la parte puramente deportiva en una institución como la del Athletic.
De la mano de Jon Uriarte y su equipo de trabajo, ha vuelto la estabilidad al Athletic; y los éxitos, con la inolvidable tarde del 11 de abril, en la que la gabarra volvió a remontar la ría de nuevo. Apoyados en el plan AC Aurrera, que rige las obligaciones de las distintas áreas del club y del que la Junta Directiva hace un repaso periódico, la Junta Directiva ha tratado diversas cuestiones en estos dos años. Algunas mejorables, como alguna decisión en los distintos actos del 125 aniversario del club o el trato con las peñas. Pequeñas aristas en un camino firme y estable de Uriarte, que ha consumido ya la mitad de su mandato.