SOLO el Cierzo, el viento polar que acuchilla despiadado cada centímetro de la Ciudad Deportiva del Zaragoza, se atreve a hablar con fuerza. El resto es silencio, apenas unos susurros, frases sueltas que engulle la mañana, congelada, que tirita bajo el sol. Como el Zaragoza, al que le flojean las piernas en el césped y las cuerdas vocales ante la prensa. "El ambiente es complicado. Los jugadores no cobran", analiza un veterano periodista aragonés mientras ulula, inclemente, Eolo. La soldada de la plantilla cuelga del primer pago que el Athletic realizará por el traspaso de Ander Herrera, cuatro millones de euros. El resto de la operación económica, la reportara Ibaigane más adelante. "La marcha de Herrera es dura en el sentido de que se trata de un gran jugador y de que es un canterano, el único del primer equipo, pero el resto cobrará el sueldo gracias al Athletic. Así que en el vestuario, que Ander no siga la próxima campaña no sé si les afectará mucho", subraya el reportero sobre el Babel que engarza la caseta, un crisol de nacionalidades. Para Ander Garitano, responsable de la cantera del Zaragoza, la pérdida de Herrera es simplemente irreparable por irremplazable. "Ander es la joya de la corona".

Ander Herrera, en el centro del escaparate desde que se iniciara el cortejo para su fichaje por el Athletic, no desea ninguna clase de interferencia ni perturbación. Quiere continuar Ander, la brújula del equipo, su centro de gravedad, soldado a la homérica misión de salvar al Zaragoza del descenso. Nada más. Nada menos. Por eso mueve la cintura para esquivar educadamente a DEIA desde la ventanilla del coche. Agradece la visita, pero evita poner la voz. Da su plácet a una foto furtiva, fugaz, sin lujos, cuando abandona las instalaciones deportivas. "Si todo se confirma porque todavía no hay nada oficial, me pongo una camiseta y una txapela si queréis, pero por respeto al club y a la afición, a todo lo que nos estamos jugamos, prefiero mantenerme al margen. No quiero polémicas. Estoy centrado en el Zaragoza".

UN CLUB TENSO Es la única concesión que el futbolista, al que todos señalan como "un chaval muy educado, simpático y agradable", realiza después de entrenar en una nevera bajo las órdenes del mexicano Javier Aguirre, que está enderezando la chepa de los maños -el Zaragoza ha ganado cuatro de sus últimos cinco partidos y maneja baremos de Champions desde el comienzo del año- con sesiones de mañana y tarde. "Por la mañana lo único que se puede ver es esto (un entrenamiento físico de baja intensidad) y por las tardes toca estrategia. Está funcionando, así que siguen con ello; eso sí, siempre a puerta cerrada".

Eso es el Zaragoza ahora, un club bunkerizado, tenso al extremo, oprimido por una deuda descomunal, una puerta cerrada que se airea únicamente con salvoconducto. Al mediodía suena un timbre. Después una voz de mujer. "¿Quién?". "Beatriz, soy yo…" Y la puerta blanca, metálica, de barrotes, se abre. El Ábrete, sésamo lo pronuncia uno de los responsables de prensa del club, que marca mejor que muchos centrales de la Liga y guía la visita a las oficinas del club, que emplea la cinta métrica en cada sílaba. Tanto es así, que la rueda de prensa que tenía intención de ofrecer Ander este mediodía, fue desconvocada a última hora de la tarde de ayer "hasta que todo se anuncie de forma oficial", según señalaron desde el club maño.

Sin Ander Herrera, es otro Ander, Garitano, responsable de la cantera zaragocista, quien accede a responder el cuestionario hasta que asoma la palabra Bilbao, el Athletic como destino. Entonces, cauto, se frena. No quiere ni problemas ni sobresaltos. La suya es una voz autorizada en lo futbolístico, pero en el asunto Herrera manda el despacho. "Eso no…, a ver… Te voy a hablar de las características del jugador, pero no voy a entrar a si va a salir de aquí o no. No lo ha hecho oficial ni público nadie. Es meterme en charcos que no me tengo que meter. Si no estuviera trabajando en el Zaragoza te diría cualquier cosa, pero trabajando en el club y si los clubes no han dicho oficialmente nada, no seré yo quien lo diga", argumenta Garitano, en una sala desnuda, puro minimalismo, que, sin embargo, perfila con entusiasmo al futbolista. "De Ander destacaría la personalidad que tiene dentro del campo, la calidad técnica, la distribución del balón y la conexión con los atacantes. Posee claridad futbolística. Ve fácil el fútbol".

UN JUGADOR POLIVALENTE En su día, Ander Garitano, otro futbolista que miraba el fútbol en cinemascope, con visión periférica, recorrió el camino inverso al que Ander Herrera realizará en junio, cuando recalará en el Athletic, donde una guerrera rojiblanca le aguarda en la taquilla. El exrojiblanco, que vistió la zamarra del Zaragoza entre 1996 y 2002 después de nueve campañas bajo el influjo de San Mamés, dirigió a Ander durante una campaña en juveniles, "en su tercer año". Se le enciende la mirada y se le engalanan las palabras a Garitano, cuando diserta sobre las cualidades de Herrera, un mediocampista polivalente "porque es capaz de jugar en todas las posiciones del centro del campo. Es un centrocampista moderno". Sostiene Garitano, que conoce cada recoveco, callejón y esquina que esconde el fútbol de Ander, que el futuro refuerzo del Athletic es "un chaval muy receptivo. Sabe que tiene muchas cosas que aprender. El próximo año, con el entrenador que le dirija, estará con las orejas muy abiertas para aprender muchas cosas".

GENEALOGÍA ROJIBLANCA Como las que aprendió Ander con Herrerita, como se conocía en el corrillo futbolístico al padre de Ander, Pedro Herrera, que no fue capaz de alcanzar semejante cumbre, su sueño, pisar el Athletic, su primera plantilla. Se quedó corto. Apenas le faltó un paso. Criado en Santutxu, Herrerita fue un medio centro de carácter ofensivo que avanzó con paso firme en Lezama hasta juveniles, acompañando a Liceranzu, Urtubi o De Andrés todos ellos pertenecientes al último Athletic campeón. El armazón enjuto descabalgó a Herrerita del Athletic hasta que el posterior rearme físico le catapultó de Ategorri, el campo del Erandio, hasta el Zaragoza, donde permaneció entre 1982 y 1988. Lesionado, abandonó en agosto de 1989.

El viaje de Ander nunca lo pudo celebrar su padre, Pedro Herrera, actual secretario técnico del club maño, que se quedó a una escala de lucir el escudo del Athletic, un club que lleva taladrado en el corazón, al igual que su árbol genealógico, que enraíza en lo más profundo del humus rojiblanco. El tío abuelo de Pedro, Graciano San Cristóbal jugó algunos partidos en el Athletic, pero una lesión de tibia y peroné le interrumpió el fútbol. No así al bisabuelo de Ander Herrera, Julían San Cristóbal, que surcó la ría con la gabarra como jugador del Acero antes de que el club rojiblanco, el Athletic de los excompañeros de Herrerita, bañara su gloria, su vitrina, en la cremallera de agua que cicatriza las dos orillas de Bilbao. Las de los Herrera. Sople o no El Cierzo.