Invocados por un “canto a la vida” miles de parroquianos se dejaron llevar por la “dulce locura” que supone el pistoletazo de salida a nueve intensas jornadas de desenfreno. Marijaia volvió a salir ayer a la balconada del Teatro Arriaga para anunciar que Aste Nagusia comienza incitando el mismo fervor que los dioses griegos. Así lo proclamó el cantante Francis Díez, pregonero que comparó a la reina de las fiestas con “Dioniso, inventor del vino, dios de la locura y de la fiesta”. El carismático alma máter de Doctor Deseo ensalzó su querida villa con un discurso a la altura de las letras de su banda. “Vamos a engañarnos y dime mi cielo que esto va a durar siempre”, cantó, dirigiéndose a la señora de la fiesta, que sabe que “siempre” es una medida temporal relativa, porque ella es como el ave fénix.

Guiados por los efluvios dionisíacos, en una vorágine de harina, agua, vino, huevos y todo lo que estuviera a mano, una muchedumbre se puso a brincar tras el txupin lanzado por Olatz Agirre, comparsera de Txori Barrote, y de un pregón en el que no faltaron reivindicaciones. Este año, con más fuerza que nunca, se gritó “para seguir luchando” contra el brutal genocidio del pueblo palestino. Y también para intentar que ningún titular enturbie la libertad de la que debe hacerse gala en fiestas. “Solamente una norma: el respeto entre diferentes. Y que todas colaboremos para que estas fiestas sean un lugar seguro, libre de agresiones machistas, racistas, homófobas o de cualquier tipo”, recordó Francis Díez.

El pregonero, elegido por unanimidad después de haber sorteado en dos ocasiones la propuesta de la comisión de fiestas, dejó plasmada su seña de identidad. “Que estas fiestas sean un canto dionisíaco: a una orgía de los sentidos y al buen rollo, a la sana locura y los excesos, al baile y a los placeres de todo tipo, también a la transgresión y lo prohibido, a lo lúdico y disfrutón”, deseó este bilbaino de Uribarri, que hizo un guiño en euskera con un bertso. “Besoak altxatu ta has dadila festa!”, reclamó poco antes de entonar ese “tú mi droga más dura” que ya es parte de la banda sonora de Bilbao.

Minutos después, con Badator Marijaia a un volumen que dispararía cualquier sonómetro, el vocalista de Doctor Deseo confesaba unos nervios que amortiguó masticando chicle. “Soy bastante descerebrado y no lo pienso, pero lo que ocurre es algo muy potente. Es algo que se me va a quedar en la retina”, admitía el pregonero. “Si estoy aquí es porque hay un montón de gente trabajando para que estas sean las mejores fiestas del mundo. Es un orgullo que te llamen”, añadió junto a Olatz Agirre, acostumbrada a vivir Aste Nagusia desde dentro. “Si me metí como comparsera era para participar, no para estar de camisetera. Aunque ha llegado una edad en la que hay que dar el relevo”, admitía la txupinera, que pasará el testigo por todo lo alto. “Va muy rápido. ¡Ves a la gente que conoces aunque no sabes a dónde mirar!”, aseguraba sobre el instante del lanzamiento.

Dentro del Arriaga

Nadie mejor para entender esas sensaciones que la actriz Itziar Ituño, pregonera del año pasado. “Lo estoy viviendo con nostalgia. Ha sido volver a ponerme el traje y sentir lo mismo que sentí”, exponía antes del txupin, mientras el Teatro Arriaga se iba llenando de comparseros, políticos, artistas y demás representantes de la sociedad. “Haber sido pregonera ha sido un hito en mi vida. Ahora ves que es el turno de pasar la makila a otros. Que vengan los siguientes y que esto siga adelante”, deseaba con una sonrisa.

Al tradicional aurresku, con el alcalde Juan Mari Aburto e Itziar Urtasun, concejala de Igualdad y Fiestas, le siguió el intercambio de atributos. Así es como la actriz basauritarra entregó la makila a Francis Díez. La comparsera de Txinbotarrak, Nagore Ugarte, hizo lo propio con el lanzatxupines al ponerlo en manos de Olatz Agirre. Tras el breve acto presentado por Ugaitz Alegría en el foyer del Arriaga, el cava hizo lo suyo con una efervescencia que tuvo su máximo apogeo con una multitudinaria conga.

Poco antes del txupin, Itziar Urtasun reconocía que los nervios están a flor de piel hasta que sale Marijaia: “Luego nos abrazamos y nos liberamos, aunque nos quedan nueve días de responsabilidad”, exponía la edil, que lleva más de una década al frente de la concejalía. En ese tiempo, ha visto de todo, también muchos pregoneros. “Es una persona muy diferente, muy del pueblo, encantador”, aseguraba sobre Francis Díez. “No siempre el pregonero es el que queremos. Tienen que estar nueve días. A veces los artistas tienen la agenda ocupada porque en verano están de gira y es de agradecer el esfuerzo que hacen”, agradecía.

Los asistentes curtidos por el sol en un agosto que simboliza la vuelta de las vacaciones, saludaban a diestro y siniestro. El alcalde Juan Mari Aburto, con los nervios y la emoción que caracterizan siempre el lanzamiento del txupin, reconocía que su pensamiento siempre está en que todo salga bien. “Que veamos a la gente disfrutar y no pase nada”, manifestaba. Y aunque el año pasado no hubo que lamentar incidentes graves, el primer edil afirmó que no hay que conformarse: “Hay que intentar mejorar en seguridad, que todas las mujeres de Bilbao se sientan libres, que Bilbao sea una ciudad libre de agresiones y que todas las personas sientan que son respetadas. Son aspectos que tienen margen de mejora y ojalá este año sea mejor que el anterior en ese sentido”.