Diez horas pasaron desde que se dio la voz de alarma hasta que la secuestradora del bebé fue detenida en Zorrotza; diez horas en las que se le siguió la pista desde el hospital de Basurto hasta Zorrotza –donde fue detenida en compañía de una amiga y visiblemente nerviosa–, pasando por Rekalde, donde entró a una farmacia para comprar leche materna para el recién nacido, y Santutxu, donde vivía. Una carrera contrarreloj en la que jugó un papel clave la colaboración ciudadana, que aportó mucha información a la Ertzaintza para ayudar a identificar y localizar a Mireia.

Las primeras alarmas saltaron sobre las 22.00 horas del miércoles. Laura y Pedro, los padres del pequeño Aimar, empezaron a impacientarse en el pabellón Iturrizar –donde se encuentra la Unidad de Maternidad y Ginecología– por la tardanza de la mujer que minutos antes, haciéndose pasar por una enfermera, se había llevado al recién nacido diciéndoles que debía someterle a algunas pruebas médicas más antes de darles el alta. Cuando el equipo médico les aseguró que nadie había dado esa orden, se ponía en marcha el protocolo de búsqueda y la Ertzaintza, junto a la Policía Municipal de Bilbao, iniciaba la investigación para dar cuanto antes con el paradero de la mujer y del pequeño.

Para entonces, la raptora ya había abandonado el hospital; había colocado un rollo de papel higiénico en la puerta lateral por la que posteriormente abandonó el pabellón y que habitualmente se encuentra, al igual que las de otros edificios del centro sanitario, cerrada. Se había despojado también del pantalón y camisa blanca con la que había accedido al centro sanitario desde la entrada del parking, en la zona situada junto a Luis Briñas, y vestía una camiseta blanca de manga corta, unas mallas con dibujos estampados, zapatillas deportivas y un bolso negro de media luna, cruzado a modo de bandolera. Se sabe que por el camino acudió a una farmacia del barrio de Rekalde, que estaba de guardia, donde adquirió leche infantil en polvo para alimentar al pequeño.

La Ertzaintza pedía, a primera hora de la mañana, poco después de las 6.30 horas, la colaboración ciudadana para localizar a la sospechosa, a la que describía como una mujer de mediana edad –luego se supo que tiene 24 años–, una altura de 1,60 metros, complexión obesa y pelo largo rizado, recogido en un moño.

"He abierto la puerta y estaba el bebé en el felpudo"

"He abierto la puerta y estaba el bebé en el felpudo" Borja Guerrero

A partir de ese momento, tanto las pesquisas de la Ertzaintza como la colaboración ciudadana, que se volcó con la búsqueda aportando numerosas pistas sobre su identidad, sobre todo por parte de amigos y conocidos que la reconocieron por las imágenes difundidas por el Departamento de Seguridad, permitieron acorralar a la mujer. Vecina de Santutxu, donde vivía desde siempre, abandonó al bebé en la puerta de un domicilio de la plaza El Carmen, a cuyo timbre llamó antes de huir por las escaleras a las 8.05.

Para ese momento, la Policía había logrado identificar ya a la mujer y avanzaba en las pesquisas para localizarla. Lo hacía a las 10.15 horas en la plaza Azoka del barrio bilbaino de Zorrotza; estaba acompañada de una amiga y en un estado de agitación, visiblemente nerviosa.

Los agentes de la Ertzaintza que procedieron a su detención la trasladaron a la comisaría de Bilbao, en Deusto, para prestar declaración y ser posteriormente puesta a disposición judicial, donde permanecía al cierre de esta edición. “A partir de ahora comienza una investigación centrada, en primer lugar, en las declaraciones que pueda hacer esta mujer. Se van a seguir los protocolos habituales: llevar a cabo las diligencias policiales pertinentes, recabar su testimonio y luego se pasará a disposición judicial”, explicó el consejero de Seguridad, Josu Erkoreka.

El consejero informó de que no le constaba que la mujer tenga antecedentes penales ni que sea conocida por parte de los cuerpos policiales. Las primeras hipótesis apuntan a que el objetivo de la mujer no era el niño que finalmente secuestró, ya que entró en varias habitaciones intentando, al parecer, llevarse a alguno de los recién nacidos ingresados en el pabellón de Maternidad. “Se ha movido por el hospital y ha abierto las puertas de algunas habitaciones; no hay constancia de que fuera deliberada y exclusivamente en búsqueda de este niño. Aparentemente, ha hecho otros intentos de secuestrar a otros niños”, informó el consejero.

Incógnitas a despejar

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La investigación policial tratará, a partir de este momento, de aclarar las incógnitas que rodean al caso y sobre las cuales no quiso avanzar nada más el consejero de Seguridad “para no interferir en la investigación”. Por una parte, qué llevó a esta mujer a secuestrar a un niño recién nacido y, por otra, por qué lo abandonó en la puerta de un domicilio concreto de Santutxu. “La Ertzaintza tiene sus hipótesis de trabajo sobre el móvil de este secuestro, pero sería interferir en la investigación hacer cualquier declaración a este respecto”, advirtió el consejero. “La Ertzaintza avanzará en la investigación y también en los motivos que hayan podido conducir a esta mujer llevar a cabo este delito”, zanjó.

Al detalle

Tiempo récord

“Desenlace Positivo”. El consejero de Seguridad, Josu Erkoreka, felicitó a la Ertzaintza por su actuación, que permitió localizar al bebé en buen estado y detener a la autora del secuestro “en un tiempo récord y con un resultado plenamente satisfactorio. El niño se encuentra en perfecto estado de salud, sus padres lo han recuperado y la persona autora del delito está ya en dependencias policiales para iniciar la investigación pertinente. El desenlace es enormemente positivo y hay motivos para felicitar a la Ertzaintza”, manifestó el consejero.

Trona y coche

Registro. Efectivos de la Ertzaintza localizaron una trona y un cochecito para bebés en el registro del domicilio de la mujer arrestada como presunta autora del secuestro. Después de la detención de la mujer en el barrio de Zorrotza, la Ertzaintza procedió a registrar el piso en el que reside la mujer, en Santutxu, barrio en el que había dejado al bebé previamente en el felpudo de una vivienda de la plaza El Carmen. Tras el registro, los agentes abandonaron el piso de la joven llevándose consigo una trona y un capazo para transportar a bebés en los primeros meses de vida, además de varias bolsas con enseres. Ella misma había contado a sus conocidos que estaba embarazada y que había comprado artículos para el bebé.