DE un tiempo a esta parte la sociedad y el mundo en general van cambiando a una velocidad de vértigo. Lo de ayer se hace viejo hoy y para muchos no cuenta ni como pasado, es obsoleto e inútil. Recuerdo que antes esto solo pasaba con los ordenadores. Comprabas uno y una semana después salía otro mucho más potente y rápido. Ahora no es cosa de la informática, es todo. Como no podía ser de otra manera, con el fútbol también pasa.

El acceso a la información es brutal. Si quieres puedes acceder mediante un programa a los datos y estadísticas de los partidos y los gráficos se multiplican entre quienes quisieron ser jugadores, luego entrenadores y sus capacidades no les dieron para ello. Ahora representan una corriente que expone sus teorías en las redes sociales y en función de su llegada, lenguaje o habilidad con las nuevas tecnologías, te venden el muñeco, siempre y cuando tú lo quieras comprar. Es el denominado Panenkismo.

Como la cosa no puede quedar ahí y la cara de alguno es infinita, se dedican a cuestionar a los profesionales en ejercicio sin ponerse colorados en ningún momento. Pueden ser carniceros, profesores de instituto, restauradores, policías, arquitectos, da igual. El deporte rey es universal y por qué no van a poder ellos opinar de lo que les de la gana y evaluar el trabajo de quienes están en el cargo. Qué voy a decir de los periodistas. Ya no valemos para nada, no nos enteramos y nuestra profesión está en caída libre. Eso dicen. De lo suyo no dicen nada y, ojo, que a nadie se le ocurra.

El problema de esto es cuando se les da cancha desde los clubes y se aprovecha de su desinteresado servicio para establecer relatos al más puro estilo Hollywood. Da igual lo que pase, ahora toca decir que todo está bien, aunque casi todo esté mal. Lo bueno es que una temporada pone a todos en su lugar y si lo haces correcto, estás en el objetivo y si no, pues no. La palabrería barata va directa a la papelera y la realidad se impone sobre lo orquestado. Juego peligroso, suele salir mal. En el Athletic el riesgo es aún mayor. Las lecciones de fútbol las tienen que dar los que de verdad saben de esto. No cuatro frikis con un smartphone o un ordenador y, por supuesto, bajo el anonimato.

La campaña del Athletic por el momento es muy correcta si nos ceñimos al potencial y características de la plantilla. Luchar por Europa hasta las últimas jornadas y caer en semifinales de la Copa debe ser considerado como bueno, por lo menos yo así lo creo. Desde fuera se ve todo muy sencillo y es relativamente fácil construir un discurso en clave de mejora y con cambios drásticos. El problema viene cuando hay que implementarlos. La dificultad es máxima y, como estamos comprobando, ya ni en casa somos el equipo que mandaba. Los tiempos juegan en contra del Athletic en todos los sentidos y poco ayudan aquellos que interpretan que con sus ideas el equipo rojiblanco volvería por sus fueros. Inventar viene siendo tarea de pocos.