A pequeña gran diferencia entre la anterior Asamblea Ordinaria y la que se celebrará en breve se localiza en el tema de la cuota. En diciembre de 2020, bajo el nombre de "cuota social", pretendía la directiva ingresar un dinero que solicitaba a los socios siguiendo un criterio porcentual, esto es en función de lo que cada cual abona por su localidad. El próximo día 23, la directiva plantea el cobro de la "cuota covid", que se distingue de la "social" por ser lineal, todos los socios pagarían 120 euros. Lo que se conoce por derrama. Así pues, el cambio en el sistema de pago viene a ser el reconocimiento de que aquella petición original era inadecuada, como entonces estimaron los compromisarios, que optaron por rechazarla.

La verdadera historia de la cuota estaría incompleta si se omite que en la Asamblea Extraordinaria que tuvo lugar en febrero de 2021, la directiva decidió no cobrarla. Así, directamente. Ni porcentual ni lineal, no se cobró y el club dejó de percibir los 7,4 millones que Aitor Elizegi catalogó dos meses antes de "imprescindibles" para la salud financiera de la entidad. En definitiva, dio prioridad máxima a la obtención del voto afirmativo a sus números a costa de las necesidades reales del Athletic. Además, para apuntalar su línea pragmática aplicó una "revisión de la gestión ordinaria" (¿?) y tiró un poco más de la provisión, dos millones, a fin de compensar parcialmente lo que se dejaba de recaudar. Se trataba de limar "aspectos impopulares", en palabras del presidente.

La Asamblea Extraordinaria incluyó asimismo una novedad en el orden del día. Por vez primera en la historia del club, se separó el término gestión del de las cuentas correspondientes al ejercicio previo. Una modificación formal en apariencia, pero sin duda cargada de intención. Lo que se buscaba era sencillamente que el socio pudiese descargar su descontento sin que la suerte de las cuentas se viese afectada. Y así sucedió que la directiva, en un escrutinio ajustado, obtuvo el "sí" a sus números, mientras suspendía con rotundidad en el punto de la Gestión. Que se sepa, en la gestión va implícito el modo en que se maneja el dinero y el funcionamiento en el resto de las áreas, pero esto a Elizegi le daba igual. Tanto es así que, encantado con el resultado obtenido, repetirá la maniobra en esta ocasión. Esta postura que claramente va en detrimento del prestigio de la institución aparece oportuna y elocuentemente recogida en el refranero: "Dame pan y llámame tonto".

El Athletic, como el resto de los clubes, ha sido víctima de la pandemia. Aquí no existe discusión posible. Los ingresos se han resentido, mucho; la directiva habla de 70 millones. Los doce que ha dejado de percibir la plantilla del primer equipo suponen un alivio menor para las arcas de Ibaigane, que además ha sufrido una merma en el capítulo de ingresos por televisión por similar importe. También acusa una presión fiscal extra, que ha cifrado en cerca de 30 millones en dos campañas. Sin embargo, el agujero motivado por todos estos inconvenientes se ha ido tapando gracias a un dinero que recibe el nombre de provisión, clave para evitar un cataclismo.

A esta partida nacida a iniciativa de la directiva precedente, que dejó 82 millones, se le sumaron gracias al favor de Javier Tebas la mitad de los 80 correspondientes a la salida de Arrizabalaga al Chelsea, que se produjo durante el mandato anterior al actual. Elizegi no ha dejado de recurrir a la provisión para capear el temporal. Parece ser que ahora esa herencia que ha insuflado vida al Athletic ronda los 54 millones. Este recordatorio viene a colación de un comentario escuchado en el desayuno informativo que el miércoles ofreció la directiva. Uno de los ponentes deslizó que de no ser por la pandemia hubiesen dejado el club más saneado de lo que lo encontraron. ¿Lo diría porque cree que la ausencia de ingresos por salida de futbolistas y por clasificaciones europeas también es imputable al virus?