El progreso de Vox según los observadores atribuye a la reacción política y electoral de los independistas catalanes, que ha irritado a la sociedad española y los ha inclinado a la ultraderecha de Vox. Fuera de España, está Steve Bannon, exasesor de Donald Trump y unos de los padres del populismo, relacionado con Vox y el asalto a Europa del grupo de partidos a los que aconseja. Cuando Bannon perdió el favor de Trump, tuvo que abandonar la Casa Blanca. Bannon abrazó la misión de traer a Europa su modelo. Organizó una sede en Bruselas con un frente de líderes de partidos ultraderechistas de varios países. Su objetivo era formar un frente común ante las elecciones al Parlamento Europeo del próximo mayo. Bannon tuvo un éxito relativo: Salvini, líder de la Liga Norte y hombre fuerte del Gobierno italiano, y no duda en colaborar con él; pero Marine Le Pen, le pone reparos y es la derechona de Francia. Hace poco que Bannon visitará en breve a Madrid. Sus contactos con Vox -en su opinión, “uno de los partidos más emocionantes de Europa”- datan de hace más de año y medio. El progreso de Vox, coincidiría con los de Bannon y sus grandes medios de influencia. No solo sería una mala noticia para España, donde Vox defendería un ideario reaccionario, sino también para Europa, cuyos solidarios principios fundacionales no comparte y pretende desarticular, de la mano del citado Bannon y con el beneplácito de Putin. Vox navega, pues, rumbo a una tormenta perfecta para sus intereses, pero lesiva para los de quienes defienden los valores originales de la Unión Europea y aprecian las libertades de las que disfruta nuestra sociedad.