"La pelota tenía mucha salud por entonces. Hablamos de Juan y Aimar, pero ahí estaban también Abel, Titín, Xala, Gonzalez, Patxi Ruiz... Fueron años importantes también en lo económico. Como pelotaris hemos ganado dinero. Creo que ahora la pelota tiene mucha salud, hay muchos buenos manistas y no tengo ninguna duda de que en los próximos años crecerá esa pasión, esa afición", recuerda Oinatz Bengoetxea (Leitza, 1984).

El delantero navarro se despide de la Liga de Empresas de Pelota a Mano Profesional este sábado en el frontón Labrit de Iruñea, a partir de las 17.15 horas. El festival será bastante íntimo: le acompañarán muchos amigos, familiares y compañeros que han seguido su trayectoria de casi 20 años en Baiko -antes Asegarce-.

Cumplirá dos décadas el próximo 5 de octubre, pero la empresa no le mantendrá en nómina hasta entonces a pesar de que el objetivo del leitzarra siempre ha sido llegar a los números redondos y dejarlo. Jon Mariezkurrena compartirá gerriko con el campeón frente a Iñaki Artola y Aitor Aranguren.

SIETE MESES MOVIDITOS

Así, vivirá el último día de focos y frontones industriales, donde parece que se acaba todo. Da la sensación, en una sociedad simplista y maniquea, que lo que no aparece por televisión no existe. No es verdad. Quizás a partir de entonces empiece todo de nuevo.

Por el momento, el pelotari, testarudo, sigue con su meta de hacer las dos décadas vestido de blanco. Tiene festivales organizados por Garfe, Upelpelota y él mismo. El eterno retorno. El fin, el verdadero, será en la primera semana de octubre en el frontón de la plaza de Leitza, un escenario especial, que destila pasión y raíz. Entretanto, por el camino, tendrá siete meses moviditos.

EL FIN DE UNA GENERACIÓN DORADA

Lo que sí que es cierto es que con Bengoetxea VI se acaba una generación dorada. Es el ocaso de los dioses del frontón, de canchas llenas hasta reventar, entradas que se vendían en par de horas, de titulares gigantes y gestas del mismo tamaño.

Oinatz es el último mohicano. Le podía retratar el propio Michael Mann como el tiroteo de Heat, lleno de nervio, velocidad y verdad, con Robert de Niro sin aliento y un buen hierro entre las manos. Bulle la sangre. Siempre hacia adelante. Ni un paso atrás. "Soy el último, sí. Era el más joven entonces y ahora soy el más veterano, una vez que lo ha dejado Aimar. Es una cosa bonita", destaca el leitzarra.

BELOKI Y EL ETERNO TITÍN III, DEBUTS EN 1992

Antes que él se abrazaron a los años buenos, de vino y rosas, manistas de tamaño gigantesco y transición. El paso de la modernidad. Rubén Beloki fue bisagra. Debutó en 1992 y fue el pelotari más joven en ganar un Manomanista hasta la irrupción del rutilante Iker Irribarria.

Junto al Látigo de Burlata, Oinatz vivió uno de los momentos que le abrieron el camino al cielo. Tres cursos después del estreno, el leitzarra alcanzó la final del Parejas ante Juan Martínez de Irujo y Fernando Goñi. Perdieron 22-12 en el Atano III.

En 1992 también se estrenó otro de los eternos. Augusto Ibáñez Sacristán, Titín III, abrió su camino en Baños de Río Tobia y abandonó la disciplina de Aspe en octubre de 2014. Sin embargo, la realidad es que el mago de Tricio se incorporó casi de inmediato a Garfe y no ha colgado el gerriko hasta esta misma campaña. Fue el pasado 14 de enero en Sartaguda. Siguió llenando frontones.

TOCAR LA GLORIA

Bengoetxea VI alcanzó la gloria en 2008, cuando se coronó campeón del Manomanista frente a Abel Barriola, que debutó en 1998 y tardó cuatro campañas en sumar dos txapelas individuales en su palmarés. Las únicas. Hoy mismo se cumplen 24 años de su debut. Oinatz venció sin presión (22-11).

Abel ya estaba instalado en el Olimpo, pero cerró el círculo en 2014, al conquistar el Parejas con Irujo y convertirse en uno de los siete magníficos capaces de coronarse la Triple Corona (Retegi, Arretxe, Olaizola II, Irujo, Urrutikoetxea, Bengoetxea VI y Barriola).

LA TIRANÍA DE IRUJO Y OLAIZOLA II

Sin embargo, cabe destacar el abanico de pelotaris que dieron su dosis de gloria al profesionalismo. Es el caso de Aimar Olaizola y Martínez de Irujo, los adversarios "más complicados", según evoca Oinatz, que une a Altuna III en el trío de terribles rivales.

El goizuetarra y el de Ibero supusieron un tapón de oro a una generación llamada a marcar la historia. La película de Aimar se cerró el pasado 13 de noviembre. Juan, entretanto, disputó su último choque el 9 de abril de 2016. Una afección cardíaca le obligó a colgar el gerriko. Lo anunció en mayo de 2017.

Juntos suman 27 txapelas de las 40 que hubo en juego mientras estaban los dos en activo -entre el Cuatro y Medio de 2003, con Juan ya en Aspe, y el Parejas de 2016, último partido del de Ibero-. En 33 finales de esas 40 estuvo, al menos, uno de los dos gigantes. Los datos son demenciales.

BERASALUZE, XALA, GONZALEZ, PATXI RUIZ...

Por ello, toman aún más importancia los cuatro cetros de Bengoetxea VI -dos Manomanistas (2008 y 2017), un Parejas (2015 con Untoria) y un Cuatro y Medio (2016)-. Así como las grandes gestas de manistas de la talla de Pablo Berasaluze, un artista con una técnica digna de dibujos animados; Yves Xala, que ganó tres Parejas y el mano a mano de 2011 en uno de los partidos más memorables de la historia reciente tras denunciar a su empresa; Sébastien Gonzalez, una fuerza de la naturaleza, campeón del Cuatro y Medio de 2009, o Patxi Ruiz, último zaguero campeón individual en 2003.

Hay que sumar cocos como Oskar Lasa, Asier Olaizola, Iñigo Pascual, Fernando Goñi, Aritz Laskurain, Aritz Begino o Aitor Zubieta. Formaron parte de un abanico precioso.

NACE UNA NUEVA GENERACIÓN

El camino se estrecha. La nueva generación ya ha tirado la puerta abajo. Con la salida de Oinatz se apaga una etapa. Nace otra: la de Jokin Altuna, Iker Irribarria, Erik Jaka, Unai Laso, Joseba Ezkurdia, Beñat Rezusta, Mikel Urrutikoetxea, José Javier Zabaleta, Jon Ander Albisu...

Hay ocaso, sí; también leyendas y dioses. Pero sigue habiendo luces en el firmamento manista.