En la alta competición, donde no hay resquicio para la poesía por el peso de la prosa, por los bocados de realidad que roen la imaginación, los deseos y el los anhelos hasta dejarla en los huesos, no se puede pretender ser el mejor sin serlo.
No existe el pensamiento mágico, ni funciona la sugestión y es nulo el poder de las frases optimistas y los libros de auto ayuda. El querer es poder, el hazlo y no hay límites no dejan de ser estímulos vertebrados desde el marketing para vender.
Como lemas y banderas del capitalismo cumplen una función de Epifanía y anunciación en los parámetros del mercado, pero en un escenario catedralicio como el Tour, el monumento ciclista que a todos tachona en las bancadas del realismo, las frases más o menos certeras en lo publicitario no tienen ningún poder. Se impone la ley de la carretera, que sitúa a todos donde le apetece.
Es consciente de ello Jonas Vingegaard, que en una entrevista a Rtve, establece un argumento difícil de rebatir. Para ser el mejor hay que, al menos, igualar el nivel de quien ostenta ese honor y superarlo.
Solo así es posible el triunfo. “Para ganar al Tour hay que ponerse al nivel de Pogacar”, asegura el danés, que considera al campeón del Mundo “uno de los mejores de la Historia”.
Después de tasarse con el esloveno en el Dauphiné, una maqueta a escala y ensayo general del Tour, donde Pogacar evidenció su superioridad, incluso dio la impresión de aflojar en un par de etapas que combatía con el danés, Vingegaard presupone que su rival en los últimos episodios del Tour, ha mejorado de cara a la cita que comienza el sábado en Lille y finalizará el 27 de julio en París.
“Creo que Pogacar estará en el Tour mejor que en años pasados, y eso obviamente me hace que necesite ser mejor de lo que he sido nunca”. Si eso es así, las posibilidades para el sorpasso del danés se antojan más que complicadas. Necesita Vingegaard crecer hasta la altura de coloso de Pogacar para poder discutirle la hegemonía.
Ser como Pogacar
“Creo que tanto yo como los demás que quieren ganar el Tour de Francia necesitamos ser como Tadej. Yo sé que es probablemente uno de los mejores de la Historia, así que para hacerlo posible necesitas sacrificarte cada día, naturalmente. Cuando salgo a entrenar me fijo más en mí mismo, en cómo ser lo mejor posible, llegar al nivel más alto. Sé que si quiero ganar el Tour de Francia tengo que conseguir vencerlo”, relata en la entrevista.
Para alcanzar ese nivel, el ciclista de Hillerslev necesitará una mejoría global y sustanciosa. Superar a Pogacar, un ciclista sin puntos débiles, que ha progresado en todos los aspectos de forma sensible desde su derrota en el Tour de 2023, es un reto himalayesco. Vingegaard está obligado a armarse en todas las direcciones si pretende emparejarse al esloveno.
“No he estado centrado en mejorar un aspecto en concreto, sino en mejorarlos todos... he tratado de aumentar la potencia bajo estrés y convertirlo en más rendimiento. Así que siento que estoy mejorando en todo en general”, fija le danés.
Esconde Vingegaard en la memoria del cajón más profundo de la mesilla de noche la dura caída de la Itzulia, que le exigió un esprint hacia la salida del Tour de 2023, al que llegó en precario equilibrio.
“Obviamente no tengo unos recuerdos bonitos. Para ser sincero no puedo recordarlo todo desde la caída, el traslado en ambulancia, luego en el hospital. Estuve allí cerca de dos semanas. Nunca es agradable ir al hospital pero afortunadamente para mi me atendieron muy bien y fueron muy amables conmigo”, expone.
El danés llega en buenas condiciones
En este curso tuvo que dejar la París-Niza por una caída que le dejó algo desnortado y conmocionado. Después de ese capítulo reapareció en el Dauphiné, donde fue segundo tras Pogacar. El danés llega en buenas condiciones al Tour.
“Me siento bien, tuve una caída en la París Niza que me tuvo cerca de dos semanas fuera. Desde entonces llevo entrenando como mes y medio o algo así, y tras ese período siento que he subido otro escalón más en mi recuperación, mi forma física es cada vez mejor”, explica el danés.
En un Tour donde equiparse al esloveno es el primer paso para tratar de someterle después, Vingegaard no se atreve a determinar un escenario clave, sino que entiende son varias las jornadas que pueden alterar la jerarquía.
Varias etapas clave
“Hay muchas etapas importantes este año y unas cuantas extremadamente duras tanto en Pirineos como en los Alpes, y luego una etapa más en el Macizo Central, que también es realmente exigente. En la primera semana puede haber algo de viento de costado, y también llegadas en cuesta. Creo de verdad que no hay muchas etapas para poder estar relajado”, considera el danés.
Según Vingegaard, “no puedes elegir y decir, “vale, la etapa del Col de la Loze es la más importante, o la Plagne, porque cree “que todas ellas serán igualmente claves”. En el esquema del Tour que viene sobresalen dos citas ante el reloj.
Una primera en Caen, llana, de 33 kilómetros, en la quinta jornada, y una cronoescalada a Peyragudes a modo de bisagra del tríptico pirenaico, donde la carrera conectará con la alta montaña.
“Para ser sincero yo prefiero la segunda, la cronoescalada, aunque también podría ser muy mala. Obviamente la primera es muy importante, una contrarreloj larga de 33 km, lo que ha obligado a entrenar en la bicicleta de crono. Luego la cronoescalada puede marcar grandes diferencias”, destaca Vingegaard sobre el trazado que propondrá el Tour.
Será el hexágono en el que buscará derrocar al campeón en curso. Para esa misión, el danés tendrá que superarse a sí mismo y acceder al estatus del esloveno y desde ahí tratar de impulsarse a la gloria. Para alcanzar ese punto de ignición, Vingegaard quiere ser Pogacar.