12 de diciembre de 2018 solicitar formalmente la integración directa de la FVF en la UEFA y en la FIFA”

El esperado pronunciamiento de Durango se produjo cumplidos estrictamente todos los requisitos legales y estatutarios, quorum de asistencia y de adopción de acuerdos, sin que se produjera con posterioridad impugnación alguna sobre su validez por representantes asamblearios o directivos, organismos federativos u otras instancias deportivas o administrativas de la CAPV o del Estado.

El fútbol vasco contaba desde esa fecha con una decisión firme democráticamente planteada y asumida por los órganos que lo representan. Un acuerdo formal de plena legalidad y ejecutividad, que obligaba a su cumplimiento a la presidencia de la Federación Vasca de Fútbol, y vinculaba (y vincula) a todos sus componentes, incluidos -ha de recordarse- los presidentes federativos territoriales, que forman, por el solo hecho de ostentar su cargo, parte de la directiva vasca, más allá de su pertenencia a otras instancias futbolísticas y más allá de sus intereses personales.

Más de un siglo (en este año 2020 que finaliza se han cumplido 105 desde su creación) contempla a la selección vasca de fútbol, que bajo distintos nombres ha competido a nivel internacional y lo ha hecho frente a combinados de gran nivel, dando la talla de equipo competitivo, con grandes jugadores que han vestido con orgullo la tricolor a lo largo de la historia.

Desde aquella primera victoria en 1915 ante la selección catalana (6-1); pasando por el glorioso equipo de Euzkadi que recorrió en tiempos de guerra Europa y América llenando estadios y maravillando con su fútbol y con su solidaridad humana; el reencuentro inolvidable en el viejo San Mamés en 1979 derrotando a Irlanda 4-1; hasta los 31 partidos disputados desde 1990 dentro y fuera de Euskal Herria (solo tres derrotas), con el reciente último triunfo ante Costa Rica en Ipurua. Sin olvidar, por supuesto, a la selección femenina absoluta, que desde 2006 ha demostrado también su gran competitividad y apuesta de futuro.

Sin restar un ápice de mérito al nivel futbolístico exhibido en esos encuentros amistosos celebrados de una manera más o menos continuada o esporádica, lo cierto es que la Euskal Selekzioa no ha podido acceder a su oficialidad, y los aficionados han visto cómo las proclamas se quedaban en declaraciones de intenciones, sin que hasta la cita duranguesa se planteara y manifestara formalmente, donde había de hacerse (en los órganos legítimamente representantes de nuestro fútbol), la voluntad firme de formar parte de los organismos internacionales (FIFA y UEFA) que promueven y organizan las competiciones internacionales. Porque esa integración federativa resulta el único camino, por difícil que sea, para alcanzar para nuestro fútbol y para nuestras selecciones la largamente deseada oficialidad internacional.

Ha sido este 15 de diciembre de 2020, dos años después de Durango, sin duda, otro hito histórico. Este día ha sido, por fin, presentando en Zúrich y en Nyon (sedes oficiales respectivas de FIFA y UEFA) las solicitudes formales de admisión, cuando la Euskadiko Futbol Federakundea-Federación Vasca de Fútbol, con el pleno apoyo del Gobierno vasco, ha dado el esperado paso, en estricta ejecución del mandato del fútbol vasco y en sintonía con el sentir mayoritario de nuestra sociedad, como han expresado ya sus principales fuerzas políticas representativas.

Ha costado mucho llegar hasta aquí, pero el verdadero camino comienza ahora. La solicitud de entrada, la eskaera, es una formulación condicionada, realista, integradora (en todas sus acepciones), que no engaña a nadie, que sabe de la necesidad, en atención a la redacción actual de los Estatutos FIFA (artículo 11, apartado 6), de contar con la autorización formal de la Federación Española de Fútbol, ente que precisamente ha venido impulsando hasta ahora el endurecimiento de las exigencias para que federaciones de territorios no estatales encuentren su espacio, y ello pese a que son numerosos tales ejemplos, reflejo de la pluralidad en la representación deportiva internacional, como bien ha recordado recientemente la ministra de Asuntos Exteriores, la socialista Arancha González.

Sin caer en la ingenuidad ni en el mero voluntarismo, esa realidad advertida (ya era hora) por representantes políticos del actual gobierno, y la existencia de un punto 11 en el acuerdo general de investidura del presidente Pedro Sánchez, para facilitar la oficialidad de la selecciones vascas en base a su singularidad cultural y deportiva, hacen abrigar esperanzas de que el expreso ofrecimiento de diálogo, negociación y acuerdo de la Federación Vasca de Fútbol a la RFEF encuentre respuesta.

En ese nuevo marco y horizonte, como señala explícitamente la misiva dirigida por la FVF al actual presidente de la española, Luis Rubiales: “Siendo plenamente conscientes de lo establecido en los Estatutos de las citadas Organizaciones Internacionales del Fútbol, es nuestra intención el abrir desde ya un período de diálogo y negociación con la RFEF que Ud. preside, con la sincera intención de alcanzar un acuerdo integrador que pueda atender a los intereses de todas las partes. Así se lo hemos puesto de manifiesto a FIFA y a UEFA al tiempo de la presentación de nuestra solicitud condicionada.” Para, a continuación, hacerle llegar su intención de “explorar un posible y deseable acuerdo de mutua colaboración y convivencia en el ámbito internacional, siempre desde la buena fe, la generosidad y la defensa de los intereses que nos vinculan”.

Dado ya ese esperado e imprescindible paso de poner una pica en Suiza, corresponde ahora a la Federación Vasca de Fútbol, con el seguro acompañamiento del Gobierno vasco y de la sociedad vasca, formular una propuesta ponderada y posibilista que pueda compartirse por los interlocutores estatales y por todas las partes implicadas, siempre con el objetivo final de hacer realidad la oficialidad internacional de la Euskal Selekzioa que el fútbol vasco ampliamente reclama. Hoy sí estamos más cerca.