La lógica se asocia al sentido común, a lo previsible, a lo que se estima normal o razonable, también a lo que es justo, y funciona con notable frecuencia en todos los órdenes de la vida. También en el fútbol, aunque menos de lo que cabría esperar y ahí radica uno de sus mayores atractivos. Anoche el Athletic tenía ante sí una gran oportunidad para apuntalar su privilegiada posición en la tabla, visitaba al peor equipo de la categoría y era natural confiar en que, con mayor o menor brillo, acabaría sumando los tres puntos.

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Pero la teoría y la práctica no fueron de la mano. En vez de desplegar sus armas y poner en evidencia la debilidad del oponente, se retrató con una actuación penosa, un auténtico bodrio que le abocó a conformarse con un empate ridículo, tanto que lo de menos es si fue o no el desenlace que mereció. Desde luego, el Almería sí se hizo acreedor a sumar algo.

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Las notas de Aitor Martínez: Paredes mantiene la línea Aitor Martínez

El Athletic traicionó el pronóstico, le dio la espalda a la dichosa lógica, se volvió a casa dejando la impresión de haber desperdiciado una de esas ocasiones que el calendario sirve en bandeja de plata. De principio a fin se manejó con torpeza, carente de temple e ingenio para desarrollar su propuesta. El encuentro quedó reducido a una batalla física, con el Almería dejándose la piel y completando casi toda la segunda parte con un hombre menos. La incalificable expulsión que se ganó a pulso Ramazani debería haber establecido un punto de inflexión en el comportamiento de los de Valverde, pero qué va. El juego que ofreció en adelante fue todavía más pobre que el del primer período.

Un dato ilustra de maravilla el desaguisado. Contra diez, únicamente fabricó una situación para marcar: el cabezazo de Raúl García, a centro de Herrera, que salió escupido por un poste. La acción se registró a tres del noventa; Ramazani había enfilado la ducha 34 minutos antes. La inoperancia presidió cada una de las maniobras ofensivas del Athletic frente a un grupo que a duras penas se protegía en torno a su área, con notorios síntomas de agotamiento en varios de sus jugadores según corría el reloj. Pero aún hubo más. El despropósito pudo alcanzar cotas, no ya infumables, sino directamente funestas en una contra local que Marezi, solo ante Simón, estrelló en la madera. Esto ocurrió escasos segundos después del remate de Raúl García, es decir, hubiera sido determinante.

Inimaginable fue cuanto aconteció tras el intermedio, si bien previamente la imagen de los de Valverde ya generó decepción. El equilibrio marcó la primera mitad. Poquitas cosas de relieve y mucho trabajo, porque si el Athletic no rehúye el esfuerzo, tampoco lo hizo el Almería. Salieron mandones los de Valverde, pero su iniciativa se diluyó pronto, en buena medida debido a la colección de errores en la circulación, varios de los cuales dieron aire al rival, que en diez minutos ya acumulaba tres remates, ninguno con veneno. Las imprecisiones fueron una constante, con hombres nada acertados con la pelota y no siempre por la presión de sus pares precisamente.

Lo cierto es que en la zona ancha no hubo manera de progresar con sentido y profundidad. Mezclaron mal Vesga, Galarreta y Unai, lo que dificultó la tarea del colectivo: arriba no llegaba suministro decente y la solución malamente iba a correr a cargo de los defensas, de los laterales, pues Garitano mantuvo dos extremos. Así que el Almería, con el músculo que puso en torno al círculo central (Lopy, Baba y Robertone), se las arregló para que el fútbol del Athletic apenas deparase algo de interés. Pese a todo, el balón estuvo más tiempo en terreno del anfitrión, que quería eludir a toda costa concesiones y verse rezagado en el marcador.

En un escenario con más sombras que luces, pese a que Galarreta, sin excesiva fortuna, trató de dar brío a un fútbol sosote, plano, el peligro real se hizo de rogar. Fue pasada la media hora cuando una asociación con Iñaki Williams dio opción a Villalibre de plantarse ante Maximiano, pero chutó muy centrado. Poco después, Paredes acarició el gol de cabeza a la salida de un córner y el portero se anotó la parada de la noche. Y a modo de compensación, en el minuto previo al descanso, la tuvo Lozano, tan clara como mal culminada, para alivio de Simón.

Valverde agitó el banquillo

Muniain y Rául García, al verde. En vista de que aquello no carburaba y con el Almería replegado, ya con uno menos, recurrió a Herrera y Sancet. El efecto fue idéntico al de los cambios anteriores, o peor, pues el equipo se sumió en un toqueteo insulso en zonas lejanas al área y cada amago de verticalidad se fue al traste por la impericia de… cualquiera, porque es que ninguno contribuyó a descolocar a los rivales. Pases malos, controles lamentables, centros imposibles, un catálogo de horrores, mientras enfrente se dejaban el alma y se afanaban en provocar interrupciones para recuperar el resuello.

Hubo quien ni compareció, como Sancet, otros fracasaron en su objetivo de desatascar la situación. El paradigma de esto fue Iñaki Williams, que puso empeño y tuvo un día negado. Pero no es cuestión de personalizar, dado que el petardazo fue coral. El Power Horse Stadium acogió una especie de ópera bufa, a tono con su denominación y sin una pizca de gracia. Un esperpento apenas subsanado por el amor propio invertido por la tropa de Garitano. Desde la óptica del Athletic cuesta rescatar detalles potables, que se parecieran a lo que suele realizar. Lo de anoche habrá que tomarlo como un accidente, aparatoso, pero accidente. Un borrón en una trayectoria que ha discurrido por derroteros en las antípodas del desbarajuste perpetrado en el hogar del colista

ALMERÍA: Luis Maximiliano; Marc Pubill, Ivan Radovanovic, Édgar, Álex Centelles (Min. 65, Bruno Langa); Idrissu Baba, Lucas Robertone, Dion Lopy (Min. 47, Melero); Sergio Arribas (Min. 65, Embarba), Largie Ramazani y Choco Lozano (Min. 65, Marezi).

ATHLETIC: Unai Simón; De Marcos, Yeray, Paredes, Yuri; Ruiz de Galarreta, Vesga; Iñaki Williams, Unai Gómez (Min. 46, Iker Muniain), Berenguer (Min. 73, Adu Ares) y Villalibre (Min. 46, Raúl García) .

Árbitro: García Verdura, (Comité Catalán). Expulsó a Largie Ramazani por doble amonestación (Min.26 y Min. 52). Amarilla a Marc Pubill y al visitante Sancet;

Incidencias: Partido correspondiente a la vigésimo cuarta jornada de LaLiga EA Sports, disputado en el Power Horse Stadium ante 12.863 espectadores, según datos oficiales, entre ellos unos doscientos seguidores del Athletic.