BILBAO. Ahora, el veterano entrenador, que a sus 70 años está por encima del bien y del mal y sigue exponiendo sus argumentos sin tapujos y con mucha ironía, está al cargo de la selección estadounidense que busca su tercer título mundial consecutivo. ¿Tomará la misma decisión que entonces si su equipo está tres puntos arriba a pocos segundos del final de uno de los partidos eliminatorios de la Copa del Mundo de China? ¿Hará cosas de europeos?, expresión que debe englobar a todo el baloncesto del ámbito FIBA.

Aunque parezca lo contrario, Popovich, el entrenador con más victorias en la mejor liga del mundo, siempre ha mostrado un gran respeto por el baloncesto de fuera de la NBA y, de hecho, sus Spurs después de 23 años bajo su dirección es la franquicia que con más éxito ha introducido a los jugadores formados en Europa. Ahora, con una selección de Estados Unidos que llega a China desprovista de estrellas, todos esperan que Pop la lleve al éxito con esa receta de juego coral y sin egoísmos que ha triunfado en Texas. Asistente en los fiascos de Indianapolis 2002 y Atenas 2004, Popovich ha recogido el testigo de Mike Krzyzewski y, aunque no parezca el mejor momento, ha aceptado el reto ya que a estas alturas el éxito o el fracaso no supone nada para su reputación labrada durante tantos años. Ni siquiera le ha alterado la derrota ante Australia que rompió la semana pasada una racha de trece años de imbatibilidad.

La verdad es que hay curiosidad por conocer qué propone Gregg Popovich en el aspecto táctico en esta Copa del Mundo. Siempre a contracorriente, en estos tiempos de dictadura exagerada del big data, se ha significado contra el abuso de los lanzamientos triples. De hecho, sus Spurs han sido el equipo que menos usa la línea de tres puntos y más utiliza la ahora denostada media distancia. Para la cita de China, sus jugadores más desequilibrantes en China son los exteriores, empezando por el base Kemba Walker, no tiene un ala-pívot puro por lo que tendrá que usar aleros en ese puesto y dos de sus cincos, Myles Turner y Brook López, tienen buena mano desde el perímetro. Si consigue que sus jugadores defiendan y se pasen el balón, aspirará a ese éxito que algunos no ven tan claro como otras veces.