bilbao - La LEB Oro abunda en jugadores descubiertos casi por casualidad. Arturo Álvarez dirigió hace dos temporadas en el Araberri a Johnny Beranehmeskel, que esta campaña ha jugado en el Tecnyconta Zaragoza de la Liga Endesa. Cuando el pasado curso el técnico asturiano se hizo cargo del banquillo del CB Prat rescató aquellos vídeos de seguimiento y se acordó de un jugador que había compartido equipo en la desconocida Universidad de Ottawa con su pupilo en Gasteiz. Se trataba de Caleb Apochi Agada, un alero nacido en Lafia (Nigeria) hace 25 años, pero criado en Burlington (Ontario), que no es muy grande, solo 1,93 metros, pero muy físico y que había destacado en aquellos Gee Gees por sus virtudes defensivas, pero también ofensivas.

La liga universitaria canadiense no suele ser referencia para las ojeadores, pero por lo que se ve esconde alguna joya si se sabe buscar. Agada posee, además, pasaporte de Nigeria, de hecho disputó las ventanas FIBA con ese país, lo que le hacía muy apetecible para clubes de limitadas posibilidades económicas como el potablava. Así que Álvarez y el Prat confiaron en un jugador que debutaba como profesional y Caleb Agada no defraudó. Se convirtió en una de las sensaciones de la LEB Oro la pasada campaña dentro de un equipo que acabó segundo en la liga regular y que disputó el play-off de ascenso. Sin pasar de 25 minutos por partido, promedió en el conjunto catalán más de 14 puntos y más de 4 rebotes por partido y, lógicamente, su caché subió y quedó disponible en el mercado.

gran capacidad atlética El Melilla se lanzó a por él para añadir más munición y capacidad atlética a un juego exterior en el que Josep Franch y Txemi Urtasun ponían la experiencia y ese conocimiento del juego que tanto han ayudado a Agada a “entender lo que se necesita en este juego. Siempre es bueno seguir aprendiendo y en este equipo lo estoy haciendo”. Y es que al jugador canadiense le costó coger el ritmo por una serie de pequeñas lesiones. “No ha sido una temporada sencilla, pero ahora vuelvo a sentirse cómodo”, ha comentado.

Y tanto, porque Caleb Agada ha alcanzado su mejor forma, con medias de casi 18 puntos y 8 rebotes en el play-off, en el momento culminante de la temporada para tratar de ayudar al Melilla a conseguir el ascenso. “Desde que dio comienzo la temporada nuestro objetivo no ha sido otro que ese”, admite un jugador que si encuentra campo abierto, gracias a su capacidad reboteadora y para los robos de balón, es casi imparable en este nivel. Desde luego, será una de las grandes preocupaciones para el cuerpo técnico del Bilbao Basket, que deberá estructurar el balance defensivo para que Agada no llegue al aro con facilidad.

A medio campo se le puede controlar más fácil ya que su amenaza en el lanzamiento exterior y desde el tiro libre aún no es consistente, aunque desde la llegada de Gjuroski tiene más espacios y su técnico le usa también para explotar su verticalidad y crear en el bloqueo directo, con más de 4 asistencias por partido. Dos años después de debutar como profesional, a Caleb Agada ya le conoce todo el mundo y le espera la Final Four, otro paso en una carrera que apunta más alto que la LEB Oro.