BARCELONA: Valdés; Alves, Márquez, Milito, Abidal (Min. 53; Maxwell), Sergio Busquets, Xavi, Keita, Pedro (Min. 86; Iniesta), Bojan (Min. 56; Touré) y Messi.

ARSENAL: Almunia; Sagna, Vermaelen, Silvestre (Min. 63; Eboué), Clichy, Denilson, Diaby, Walcott, Nasri, Rosicky (Min. 73; Eduardo) y Bendtner.

Goles: 0-1: Min. 18; Bendtner. 1-1: Min. 21; Messi. 2-1: Min. 37; Messi. 3-1: Min. 42; Messi. 4-1: Min. 88; Messi..

Árbitro: Wolfgang Stark (GER). Mostró tarjeta amarilla a Denilson (Min. 31), Rosicky (Min. 45) y Eboué (Min. 67).

Estadio: Partido de vuelta de los cuartos de final de la Liga de Campeones disputado en el Camp Nou ante 93.330 espectadores, unos 5.000 de ellos seguidores del Arsenal.

barcelona. Enorme, maravillosa, superlativa, histórica, insuperable, indescriptible. Los adjetivos se quedan cortos para describir la exhibición que Leo Messi dio ayer en un Camp Nou abarrotado que se frotaba los ojos como si no se creyese lo que estaba viendo. Un recital de fútbol, un póquer de goles de La Pulga, el crack con mayúsculas, el mejor jugador del planeta, el que probablemente se convierta, si no lo es ya, en el mejor futbolista de la historia, colocó al Barça por tercera vez consecutiva -cuarta en cinco años- en la semifinales de la Liga de Campeones.

Los que ayer estuvieron en el estadio azulgrana, los que lo vieron por televisión, recordarán el 4-1 del Barcelona al Arsenal por todo lo que hizo Messi. Arsène Wegner y sus muchachos, sin duda, también. Y eso que el Arsenal llegó con la lección aprendida al Camp Nou. En el Emirates quiso jugarle de tú a tú al Barça y sólo la milagrosa actuación de Almunia le salvó de recibir una goleada histórica en su propio estadio. Wenger pensó que, sin Cesc, Arshavin y Song, osar disputarle de nuevo la hegemonía del balón al campeón de Europa hubiera sido prácticamente como entregar la eliminatoria. Así que disfrazó a su Arsenal de equipo pequeño, con las líneas muy juntas, Diaby persiguiendo a Xavi por todo el campo y los puntas presionando a Márquez y Milito para complicarles la existencia cada vez que querían sacar el balón jugado desde atrás. De este modo, los gunners, agazapados atrás, esperaron su momento en busca de un gol de estrategia, de una contra milagrosa que sembrara la incertidumbre en el Barcelona y pusiera patas arriba el 2-2 de la ida. Y esa contra llegó pasado el cuarto de hora. Un contragolpe que estuvo precedido de una clarísima falta de Abu Diaby a Gabi Milito que el colegiado alemán Stark no pitó, permitiendo la internada de Walcott y el doble remate del gigantón Bendtner -el primero contra Valdés y el segundo a gol- que volteaba la eliminatoria.

NADA PUEDE CON MESSI Pero no hay planteamiento táctico ni gol, por injusto e inesperado que sea, que pueda neutralizar a un jugador como Messi. El argentino, que ya había puesto en aprietos a Almunia un par de veces al inicio del duelo, tardó tres minutos en neutralizar el tanto del bloque inglés y darle la vuelta al partido. Primero fue un obús desde la frontal, poco después una precisa definición dentro del área. Antes del descanso, la culminación de una contra con una vaselina antológica. Entre gol y gol, un repertorio inagotable de quiebros, regates, cambios de ritmo y remates que no entraron por poco. Él solito descompuso al Arsenal.

La segunda parte no tuvo historia. Guardiola quitó a Bojan para reforzar el centro del campo con el hercúleo Touré Yaya, el Barça quitó el pie del acelerador y cedió algunos metros al Arsenal que, con poco fondo de armario para cambiar el signo del choque, lo intentó con poca fe y menos acierto hasta que volvió aparecer Messi para poner el epílogo y cerrar la cuenta.