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La mejor guinda para la campaña del 25º aniversario

El Surne Bilbao Basket, ante el histórico reto de lograr su primer título en la élite en una final de la FIBA Europe Cup en la que se mide al PAOK Salónica

La mejor guinda para la campaña del 25º aniversarioJose Mari Martínez

La temporada del 25º aniversario del Bilbao Basket no podía tener mejor guinda que la posibilidad de luchar por un título europeo, un privilegio que los hombres de negro se han trabajado a pico y pala con el mérito añadido de no haber descuidado en ningún momento sus obligaciones en la Liga Endesa, en la que el objetivo que anualmente sitúa como prioritario e innegociable Jaume Ponsarnau, ser uno de los mejores 16 equipos cuando baje el telón de fin de curso, está perfectamente encarrilado. A lo largo de su cuarto de siglo de historia, el conjunto vizcaino y las competiciones continentales han maridado de manera notable, con dos semifinales de la Eurocup (Turín’09 y Gasteiz’10) y la del pasado ejercicio en la FIBA Europe Cup, la histórica final de Charleroi en 2013 y aquel mágico viaje por la Euroliga de 2012 que solo el gigantesco CSKA Moscú fue capaz de detener a un paso de la Final Four, no sin antes hincar la rodilla en un partido en Miribilla. Ahora se suma esta lucha final por el título ante un rival con brillante pasado continental, el PAOK Salónica.

Y además del qué, del derecho a introducir en sus vitrinas el primer gran trofeo en la élite, hay que quedarse también con el cómo, pues al camino no le han faltado ni dificultades ni emociones fuertes. Y es que los hombres de negro tuvieron que partir desde la eliminatoria previa para ganarse su pleno derecho de participación. La primera fase de grupos fue un auténtico paseo militar, con el entrañable guiño al pasado de disputar sus partidos en La Casilla con uniforme rojo, su hogar y sus colores primigenios. La segunda tuvo ya algo de chicha, pero se superó también con autoridad... y las eliminatorias han sido ya de armas tomar. En la vuelta de cuartos de final a domicilio contra el Tofas Bursa, probablemente el conjunto con más calidad individual de la competición, un triplazo de casi ocho metros sobre la bocina final de Muhammad-Ali Abdur-Rahkman evitó una prórroga peligrosísima. Y en las semifinales contra el Dijon... Eso merece capítulo aparte porque fue histórico. Extraordinario. Galáctico.

Jaume Ponsarnau celebra con sus jugadores la histórica victoria ante el Dijon.

La explosión 

Perder por 19 puntos el partido de ida, quedarse por lesión sin sus dos pívots, la necesidad de remontar en un encuentro de vuelta con control del marcador pero sin demarraje porque los triples, el maná del baloncesto moderno, no acaban de entrar. 69-66 a 5:09 del final, lo más parecido a una misión imposible. ¿Imposibles en Miribilla? Va a ser que no. Quién sabe si en la soñada noche de Salónica del 23 de abril habrá que agradecer a Markis McDuffie, a sus gestitos hacia el banquillo bilbaino que encorajinaron a toda la tropa, equipo y grada, la gloria deportiva. Porque a partir de ahí llegó la tormenta perfecta, un pluscuamperfecto parcial de 28-2 que para los franceses fue como el infierno en la Tierra, para los anfitriones abrió las puertas del cielo y rescató en el Bilbao Arena las constantes vitales, la efervescencia y los decibelios del pasado.

La oportunidad de ganar un título en la élite surge con cuentagotas, por lo que conviene saborearla, incluso recrearse en ella pero, sobre todo, vaciarse en la cancha y en la grada para cazarla al vuelo

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En el mundo de las frases hechas se dice que para ganar finales primero hay que jugarlas. Pero también está esa otra que reza que del subcampeón no se acuerda nadie, que tampoco es del todo cierta porque también cabe el honor en la derrota. Eso sí, en la sala de máquinas de Artxanda, donde plantilla y cuerpo técnico se dejan horas y más horas de trabajo a destajo para batirse el cobre casi siempre en inferioridad contra presupuestos más lustrosos, hay ganas de hacer historia. “Ojos de furia y determinación”, dijo Ponsarnau que vio en sus jugadores tras el éxito ante el Dijon, estado de ánimo que refrendaron tres días después con otra victoria de gran mérito ante el Gran Canaria, la que selló de manera casi definitiva su tranquilidad liguera. Más gráfico fue aún Xavi Rabaseda, capitán, voz de la experiencia y líder del vestuario, a la hora de compartir sus sensaciones e intenciones: “Yo recuerdo la gabarra, no las finales que el Athletic perdió. Lo que voy a intentar ahora es que el equipo tenga claro que hay que ir a muerte a por el título”.

El Surne Bilbao Basket se ha ganado el derecho a soñar en grande. Desde la humildad y la precaución, pero sin complejos ni disimulos. En un ecosistema deportivo global como el de estos tiempos tan desnaturalizados por el desequilibrio de presupuestos, la opción de levantar un trofeo surge con cuentagotas por lo que conviene saborearla como se merece, incluso recrearse en ella pero, sobre todo, vaciarse, desde la cancha pero también desde la grada, para intentar cazarla al vuelo. Esa sí que sería la guinda definitiva para el 25º aniversario.